O2

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Había llegado el momento, Tyrone estaba listo... o casi listo.

Caminaba por las frías y algo solitarias calles de un lugar de la ciudad que no acostumbraba a estar mientras la lluvia caía encima de su cabeza.

Llevaba consigo una bolsa de plástico negra, en esta llevaba la suma de dinero que le habían requerido... o era eso lo que creía hacer que parezca.

En realidad, solo era un montón de piedras que había encontrado en algún lugar, las había colocado ahí para conseguir el peso en la bolsa indicado y que así pareciera que cargaba con el dinero.

Se dirigió a un callejón en específico y dejó la bolsa hasta el fondo de esta lentamente para luego irse lo más rápido que pudo.

Mientras corría, miró de reojo a un hombre vestido de negro acompañado de otros dos más altos atrás de él que entraban al callejón anterior.– Son ellos. –Pensó y volvió a girar su cabeza hacia enfrente.

Después de unos segundos sintió como los dos hombres lo seguían, pero él no se detuvo y continuó corriendo pero esta vez más rápido.

Su plan era correr hasta perder a sus "amigos", pero en realidad no sabía su destino. Ya no podía ir a su casa, ellos ya sabían su domicilio. Cuando logró alejarse lo suficiente bajó un poco su velocidad, girando la cabeza a su alrededor buscando a dónde ir. Decidió entrar a una entrada subterránea que estaba cerca y con suerte logró colarse entre la gente para subirse al metro.

Dentro del transporte había un mapa pegado en la pared mostrando los lugares donde este viajaba. El chico lo miró con detenimiento para pensar en irse al lugar más alejado posible para que así no lo encontrasen.

Había hecho su decisión: se iba a ir a California, era lo máximo que el metro podía ir. No sabía como encontraría un hogar. Le gustaría alquilar un departamento pero eso significaría que sus datos señalando donde viviría estarían expuestos, y dichos datos podrían llegar a manos de la mafia, quienes harían todo lo posible para deshacerse de él una vez hecha aquel plan que tuvo.

Involuntariamente sus ojos se cerraron haciéndolo dormir antes de que se diera cuenta. Todo esto le había cansado, y más por todo lo que había corrido.

• • •

Abrió los ojos después de un mal sueño el cual afortunadamente olvidó después de unos segundos. Una voz que provenía de algún lado lo hizo despertar un poco más:– Hemos llegado a San Francisco, California. –Después de esto el metro se detuvo y abrió lentamente sus puertas.

En cuanto salió, el chico volvió a correr, aunque no tan rápido como la primera vez. Corrió y corrió hasta encontrar casas y ,sin pensarlo dos veces, se metió a la primera casa con la puerta abierta que vió.

Una vez dentro cerró la puerta sin miedo a azotarla fuertemente. Se sorprendió al echar un rápido vistazo y no ver a nadie.– Si no hay nadie, ¿Por qué está abierta la puerta? –Pensó.– De seguro salieron y se olvidaron de cerrarla.

Se asomó por las cortinas revisando si había alguien de aquellos tipos que iban tras él. Eran más rápidos que la luz si alguien les faltaba el respeto, después de todo tenían un gran poder a su disponibilidad.

–¡¿Quién eres y por q–– Se escuchó una voz chillona por la espalda de Tyrone, haciendo que por instinto este agarrara lo más cercano que tenía: un jarrón que estaba encima de una pequeña mesa a lado de la ventana, y se lo tirara en la cabeza de esa persona.

–Mierda... –Dijo en voz baja viendo a un chico tirado en el suelo, desmayado.

relación caótica • TyronexPabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora