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[Tuve que hacer este capítulo dos veces porque ya lo tenía listo, pero accidentalmente lo borré :,)

Si lo notan hecho sin tantas ganas es por eso.]

Ambos chicos estaban sentados en una misma banca en medio del parque, con unos cuantos árboles detrás de ellos que les daba sombra, a pesar de estar nublado, y rodeados por un área de césped que volvía más fresco el entorno. Tyrone realmente se sentía asfixiado dentro de aquella casa, no había salido durante seis meses si no fuera por motivos de trabajo.

–¿Estás seguro de querer salir al exterior? Ya sabes, en caso de que te encuentren o algo así... –Preguntó el pingüino escondiendo sus aletas en las mangas de su sudadera.

–Sí. Solo no hagas un escándalo.

–Y... Ahora que puedes tomar aire libre, ¿Qué es lo que piensas hacer? –Una vez que preguntó esto, el alce se recostó en el espacio que quedaba en la banca, y movió su sombrero un poco hacia abajo para que le cubrieran los ojos.– Oh, vamos. ¿En vez de aprovechar que sales al exterior por primera vez solo vas a dormir?

–¿Tienes una idea mejor?

–Bueno... podríamos caminar por el parque o ir a comer algo...

–Nah, chico. Solo quiero descansar.

–Lo qué tu digas... –Dijo el pequeño antes de levantarse y acercarse al rostro del otro.– Hey, iré al baño. Quédate aquí por favor.

–No me digas qué hacer. –Contestó este mientras el otro se iba, aunque llegó a escucharlo no tan claramente.– Al fin se va... –Murmuró para sí mismo.

A pesar de ser invierno, la brisa en el ambiente resultaba agradable y no había tanto ruido alrededor como Tyrone pensaba. Estaba apunto de quedarse dormido completamente si no fuera porque escuchó el sonido de una cámara tomando una foto.

Levantó ligeramente su sombrero y discretamente movió sus ojos buscando el origen, encontró como una persona del otro lado del parque le apuntaba con dicho aparato. Cuando se levantó de la banca, este otro se fue un tanto apresurado por lo que el pelirrojo empezó a seguirle con la mirada; y cuando lo perdió de vista caminó hacia él sin tratar de llamar la atención.

–¡Tyrone! –Fue interrumpido ya que el pingüino lo tomó del brazo en señal de que se detuviera.– ¡Te dije que te quedaras en la banca!

–Sí, claro. –Decía sin siquiera prestándole atención, estaba tratando de buscar a la persona misteriosa entre la multitud de gente que había en el pasillo del lugar por donde se fue.

–¿Por lo menos me estás escuchando?

–Oye, ¿Vamos a comer algo?

–Pero si hace unos minutos te pregunté si--

–¿Vas a seguir cuestionándome o responder de una vez? –Interrumpió, cambiando su tono de voz más serio que antes.

–E-esta bien... –Afirmó algo confundido por la actitud de su acompañante.

relación caótica • TyronexPabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora