-Me dijo que él jamás se enamoraría de mí.
-Es un idiota, cualquiera se enamoraría de ti.-me miró a los ojos-Eres la chica más bonita, interesante, divertida, lista, buena, sensible y maravillosa que he conocido. Das mucho sin pedir nada a cambio, eres cariñosa a la vez que un poco mandona, eres como nuestra madre.-rió haciéndome imitarlo-Bueno, la suya porque para mí lo eres todo. Sé que no te he tratado tan bien como te mereces pero eres muy importante para mí.-acarició mi mejilla-Además, eres muy tierna cuando lloras: se te pone la nariz roja y los mofletes hinchados.-sonrió pellizcándome la cara.Me abracé a su cuello lo más fuerte que pude.
-Johnny...-puse mis manos sobre su pecho y mi cabeza apoyada sobre ellas.
-Dime, bonita mía.
-Quería contarte una cosa...
-¿Qué?-se acercó un poco más.Rompí la distancia que separaba nuestros labios para juntarlos suavemente.
-Solo eso.-besé su mejilla.
-Bien...aunque no me ha quedado muy claro. ¿Podrías repetirlo? Esta vez más despacio.-pidió fingiendo no haber entendido una complicada lección.Lo volví a besar, esta vez acariciando su cabello, haciéndolo sonreir sobre mis labios.
-Me haces demasiado feliz, Sami.-colocó un mechón detrás de mi oreja.