Me dio ropa suya: un pantalón gris y una camisa blanca, ambos me quedaban grandes pero estaban bien.
Cuando salí del baño y me giré, sonrió desde la cama.
-Te queda mejor que a mí.
-Lo sé.-reí levemente recostándome a su lado.
-¿Sabes? Estoy muy feliz de que estés aquí.Sentí a mis mejillas calentarse y lo abracé.
-Yo también me alegro de estar de vuelta.
-Siento que esta va a ser la primera noche desde hace mucho en la que dormiré bien.-suspiró con la cabeza en mi hombro.
-¿Por qué no duermes sin mí?-empecé a cariciar su cabello.
-No lo sé, te necesito.-pasó un brazo sobre mi estómago en forma de abrazo.
-¿Cuando te enteraste de lo de Pattie, qué pensaste?-cambié de tema.
-Pues...tenía muchas cosas en la cabeza pero me sentí un completo imbécil. Nunca me podré disculpar lo suficiente por haberla preferido a ella.-me miró-Perdóname, por favor.Acaricié sus mejillas.
-No hay nada que perdonar, está olvidado.-sonreí.
Se acercó un poco más y juntó sus labios con los míos, no pude evitar seguirlo.
Hace mucho tiempo que no lo tengo cerca y ahora está aquí para mí.
Se separó pero puse mi mano en la parte posterior de su cuello para atraerlo de nuevo a la vez que me hundía en la almohada.
Nunca podría cansarme de esto.
Sus manos ya habían encontrado mi cintura y la atraían firmemente. Una de las mías mantenía su cuello sujeto y la otra descansaba sobre su mejilla, acariciándola levemente. Cuando nos separamos, le di un beso corto y me lamí los labios mientras él sonreía.
-Estoy borracho, no sé lo que hago.-colocó un mechón detrás de mi oreja pasando sus dedos suavemente por mi mandíbula.