Me encontré en un callejón oscuro, miré a ambos lados pero no se veía nada, de repente escuché un sollozo y lo vi sentado en el suelo junto a un contenedor de basura con una botella en la mano.
-¡George!-me arrodillé frente a él y me miró.
Tenía los ojos colmados de lágrimas además de las mejillas empapadas.
-George...-le intenté quitar la botella pero no la soltaba así que lo abracé.
-S-Samala...
-Shhh. Estoy aquí, ¿que ha pasado?-seguía sin soltarlo y él se aferraba a mí como un niño asustado.
-John...me dijo q-que todo lo que ha pasado ha s-sido por mi culpa y q-que ojalá nunca me hubiera u-unido al grupo.Lo mire y sequé sus lágrimas. Estaba borracho pero no lo suficiente porque esas palabras le habían dolido muchísimo.
-No lo ha dicho en serio. Eso no es verdad. ¿Me das la botella?
Asintió obedeciendo y la tiré en el contenedor.
-No lo piensa de verdad, esta noche se ha salido un poco de control pero no debió decirte eso.
-Lo siento.-sollozaba.
-Ya...-lo volví a abrazar-Vamos al hotel ¿vale?-acaricié su cabello.
-Vamos.-asintió.Me levanté, le tendí una mano y la tomó. Busqué a Brian, que se calmó al verme llegar con George.
-Gracias a Dios, ¿dónde estaba?
-Mañana te lo contaré, vámonos ya.-evité estar más tiempo en aquel lugar.En el coche, el guitarrista (igual que todos) se durmió con la cabeza en mi hombro y sus dedos entrelazados con los míos. Los demás también terminaron durmiendo. De camino, le expliqué a Brian lo que había sucedido y miró a George con lástima.
-Es muy sensible y John muy bruto cuando ha bebido. No creo que lo piense de verdad pero mañana hablaré con todos.