Desperté con la cabeza en su pecho y nuestros dedos entrelazados, lo miré y seguía durmiendo. No pude evitar ponerme a pensar en lo que había sucedido.
Intento alejarme de él pero en el fondo es lo último que quiero, sé qué es lo correcto y también sé que no es lo que deseo hacer.
Me levanté lentamente para no despertarlo, me puse mi ropa y salí.
Esto nos costará problemas...
Entré a la que se supone que era mi habitación y vi a John durmiendo. Me senté en la cama y acaricié su cabello, se movió para agarrar mi mano pero seguía sin abrir los ojos. Sonreí levemente y suspiré.
Probablemente cuando despierte no se encuentre nada bien ya que fue quien más bebió anoche así que...dudo que se acuerde de algo.
Mientras miraba el exterior a través de la ventana, sentí que se movía y lo miré.
-¿Qué hora es?-se incorporó con una mano en la cabeza.
-Las 11:30.
-Necesito una aspirina, o cinco...-hizo una mueca de dolor y toqué su frente.
-Espera, creo que tengo algunas en la maleta.Después de tomársela, se volvió a quedar dormido así que aproveché para salir al jardín, necesitaba unos minutos para mí misma.
Me recosté en el césped y cerré los ojos bajo la claridad del cielo. No podía olvidar los besos de George, era como si los pudiera sentir a pesar de no estar con él.
John tiene razón, no sé cómo pero tengo que dejar de hablar con él cuanto antes, por el bien de todos.
-Samala.
Abrí los ojos y la luz había cambiado además de que pude ver a Ringo.