Sonó el teléfono y dejé de remover la pasta que había puesto a guisar.
S: ¿Sí?
???: ¡Amor! ¿Cómo estás?
S: ¡Johnny!-sonreí-Muy bien, ¿qué tal en América?
J: Esto es de locos, de verdad. Nos tratan como la primera vez que vinimos, el aeropuerto estaba abarrotado y tenemos una montaña gigante de regalos y cartas.
S: Me alegro mucho, estoy orgullosa de ti. ¿Cómo están los chicos?
J: Bien, muy impresionados también.
S: ¿Y la nueva asistente?
J: Am...nuevo asistente.-me corrigió-Brian ha contratado a un chico, no quiere que pase lo mismo que contigo.
S: Bueno, supongo que es lo mejor.
J: No puedo creer que hayan pasado dos años desde aquello.-suspiró-Hacía mucho que no pisaba este país.
S: Esta vez no digas nada sobre ninguna religión.
J: Ya, los estadounidenses son muy sensibles.-escuché a Brian llamarlo-Tengo que irme a ensayar, esta noche es el primer concierto.
S: Hasta mañana entonces.
J: Te amo.
S: Y yo a ti.-sonreí.
*Fin de la llamada*Las cosas iban bastante bien para todos: John y yo llevábamos dos años juntos, él se había asegurado de que no escuchara ni viera nada de George en ese tiempo, por fin USA les había vuelto a abrir los brazos y sus discos subían como la espuma.
Ahora están en una gira de tres semanas, es extraño ver la casa tan vacía... He conseguido trabajo en una peluquería cercana y al menos puedo distraerme con ella.
No he sabido nada de George en estos dos años y prefiero que siga siendo así. Nunca intentó buscarme y eso...por muy triste que suene, me ha hecho entender lo poco que en verdad le importo. Como sea...Paul y Ringo vienen a vernos varias veces a la semana, al menos tengo claro que no todos los Beatles son iguales.