-Pues...-observé sus ojos marrones con un ápice de esperanza en su interior-Sí, es el final.-sentencié.
Asintió apretando los labios pero poco a poco, sus ojos se llenaban más y su boca temblaba hasta que no pudo aguantar el llanto. Empezó a llorar como jamás lo había visto y yo estaba de pie frente a él, sin saber qué hacer o decir.
-George.-toqué su hombro y estaba temblando.
Mis ojos pasaron rápidamente al pulsómetro que se había vuelto loco y emitía un sonido casi contínuo.
Al par de minutos, el doctor había entrado con un par de enfermeras mientras yo estaba sentada en la sala de espera en absoluto silencio. No había nadie más, de manera que los pasos algo acelerados de Brian atravesando la habitación de un extremo al otro eran el único sonido apreciable.
-No era mi intención.-dije de repente como si me hubiera recriminado.
-Te traje para que hablaras con él.-se paró delante de mí-Hablar simplemente, no dejarlo cuando está saliendo del coma en el que lleva casi una semana.Nunca había escuchado ese tono en Brian, estaba harto y ahora la única persona que lo ayudaba, también causaba problemas.
-Él me dijo que le dijera la verdad.-me excusé-No pensaba que se lo iba a tomar así.
-Tú lo conoces más que nadie, Sami. Sabes en los problemas que está, siempre has tenido facilidad para cambiarle de tema como si nada. ¿No podías hacerlo una vez más?
-Debí haber tenido más tacto.-reconocí.Se dejó caer a mi lado.
-Dios mío, quiero volver a Liverpool.-se cubrió la cara con las manos-Esto me supera.