Capítulo 30.

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ALICIA:

César me abrió la puerta de su casa, este iba de salida, pero no importaba, esta vez no venía a verle a él, venía a ver a Lola, desde el jueves por la noche, cuando Dana se fue, César casi que como un adivino, supo lo que le pasaría a su hermana, esta se volvió a derrumbar, era apenas sábado y ya se ha encerrado nuevamente en su habitación.

-Está en su pieza- comento César en un susurró- Yo voy a comprar unas cosas y me daré unos paseos para tardar-

-Vale- asentí y le dediqué una sonrisa.

César me besó dulcemente, a modo de despedida, y luego me agradeció que fuera a hablar con su hermana.

Subí las escaleras  y vi la puerta cerrada de la habitación de Lola, la intenté abrir y esta estaba pasada la llave.

-Jódete César, le pase llave- aseguró desde dentro.

-No soy César- comente- Soy Alicia, te importaría...ya sabes ¿Abrirme?-

-¿Para qué?- bufó desde dentro- César no está aquí dentro, como podas intuir-

-Ya, pero no quiero ver a César- suspiré- Quiero verte a ti-

-¿Para?-

-Hablar- resolví su duda- Si no te interesa la conversación me voy-

Tras unos segundos oí el sonido de la llave y vi como la puerta se abría lentamente, vi como una pequeña y despeinada Lola abría la puerta, vestía un suéter negro, que se notaba de lejos que era de César, le quedaba enorme, y de hecho ya se lo había visto antes mi babe, además llevaba unas mayas negras y unas cholas de patas de oso polar.

-Hola- bufó mientras se cruzaba de brazos- ¿De que quieres hablar?-

-De ti- contesté- Estoy preocupada por ti, he oído que no has ido durante esta semana a la secundaria-

-¿Para qué?- rió irónicamente- Se que ir a clase es importante, como dato he hecho los deberes y he estudiado todo lo que ha hecho César, pero está todo demasiado reciente, y la neta que ese instituto es el más desunido y el más mal vibroso en el que he estado en toda mi vida, no necesito que me recuerden a cada rato lo que me paso-

-Te entiendo, pero si te quedas en casa, le habrás dado el gusto a Sebastián y a Pablo, habrán ganado-

-¿No han ganado ya?- rió irónicamente- Pablo gano plata y la satisfacción de ser un machito todas mías y Sebastián acrecentarle el ego a su amo, cosa que le ha encantado siempre-

-Realmente no la están pasando bien en la secundaria, según me han contado los chavos, les han pegado, les insultan...Vamos que por fin están recibiendo de su propia medicina-

-Algo totalmente necesario- asintió.

-Oye, hagamos una cosa- le sonreí- ¿Qué tal si te lavo el pelo y te cortos las puntas, te pongo unas macarillas...? Irás genial el lunes a clase y todos se van a caer de culo-

-No lo sé, siempre que tenía que volver después de algo fuerte al insti siempre estuvo Dana ahí, cogiendo mi mano- se le comenzaron a aguar los ojos.

-Yo...Yo puedo ser quien te coja la mano si quieres- le cogí la mano- Prácticamente somos familia ahora, y la familia se ayuda- le sonreí- Déjame ayudarte- 

Lola miró nuestras manos, luego se mordió el labio, tratando de aguantar las lágrimas que querían salir de sus ojos, le sonreí levemente y finalmente se quebró del todo, comenzó a llorar y la pegué a mi, abrazándola fuertemente, le acaricie la cabeza haciéndole saber que estaba para ella, y que siempre iba a ser así.

Crónica de un desastre anunciadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora