Capítulo 45.

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CÉSAR:

Tras cuatro horas de vuelo, llegamos a Los Ángeles, acá eran a penas las ocho de la mañana, mientras que en México ya serían casi las diez, puesto que México está dos horas por delante que Los Ángeles.

Estábamos ante la gran puerta de nuestra antigua casa.

-Ustedes si que vivían bien- alardeo Junior- Y viven, normal que sean unos mimados-

-No somos unos mimados- se quejo mi melliza mientras se cruzaba de brazos.

Todos comenzaron a reír, salvo Lola y yo, y tras sacar las llaves abrí la casa, una vez dentro los halagos no cesaron, todos estaban alucinando un poco con nuestra casa.

-A ver, en mi antigua habitación dormiremos obviamente Alicia y yo- besé a mi babe- Ya verás, te va encantar-

-Sí, la neta es que necesito dormir un poco- asintió mi novia.

-Tú y yo en la mía, Vicent- dijo Lola mientras le faltaba tiempo para ir hacia las escaleras y arrastrar a su novio, y por fin mi cuñado oficial, a estas.

-¿Por qué tanta prisa?- arqueo las cejas Camila.

-Que querrá probar el producto completo antes de realizar la compra- carcajeo Alicia- No te culpo, no te culpo, hay que dejar todos los cabos atados-

Tras varias risas y algún que otro comentario los dos recién nombrados se fueron a la segunda planta, dónde estaba ubicado el cuarto de Lola.

En breves minutos le indiqué a Camila y Alejandro que ellos podrían dormir en la habitación de invitados de la tercera planta, en la cual podrían tener más intimidad, y a Junior por está soledad que le había tocado vivir, le deje elegir entre las tres habitaciones restantes.

Subí con Alicia a mi antigua habitación, y como había pedido esta dormimos un poco, todos estábamos muy cansados, me incluyo en ese grupo.

Cuando me desperté, cerca de la una de al mediodía mire un boquete que había en la pared, al lado de una estantería de mi cuarto, el primero de muchos que había hecho en esta casa, en concreto el de mi primer ataque fuerte de verdad, y el que más me asusto.

-¿Qué miras?- miré a Alicia, estaba sentada a mi lado, al momento centró su mirada en la pared viendo lo que yo y asintió- Eso...¿Lo hiciste tú?-

-Sí- confesé- Supongo que sabes que me pasa algo, que toda esta violencia no es normal- la miré- Y aprecio mucho que durante todo este tiempo nunca me hayas preguntado que es lo que me pasa- 

-Creo que es algo que me deberías de contar tú cuando estés listo- cogió mis manos- Y no tiene porque ser hoy si no quieres-

-Quiero hacerlo- asentí mirándola- Seguramente ya sepas algo, de cuando Sebastian hizo publico mi expediente médico y...-

-Nunca lo leí- me interrumpió junto a una pequeña sonrisa- Ni yo, ni ninguno del grupo, decidimos respetar y esperar a que tu quisieras hablar-

-Tengo una enfermedad mental, más bien un trastorno, tengo el trastorno explosivo intermitente, al igual que mi madre...- suspiré- Mi trastorno  se caracteriza principalmente por erupciones explosivas, las cuales ocurren repentinamente, aunque muchas veces cuentan con un detonante, bien sea una mala palabra, una mirada más dura de lo normal...Por lo general no hay advertencias que indiquen que se presentaré un ataque y estos me suelen durar menos de treinta minutos- sentí como lágrimas bajaban por mis mejillas, y Alicia con sus dedos me las limpiaba- Cada vez que me da un ataque me duele mucho, siento una gran ira e irritabilidad dentro de mí, algo que me agota demasiado emocionalmente, mis peensamientos son acelerados, van más rápido de lo normal y me aturden- comencé a llorar- Siento hormigueos, temblores y palpitaciones por todo mi cuerpo... y una gran opresión en el pecho- me sorbí los mocos- Es hereditario y me afecta mucho el saber... que le día de mañana mis futuros hijos pudieran pasar por esta mierda, y me aterra nunca poder mantener una relación cien por cien sana, siempre que estoy contigo estoy agobiado, me controlo demasiado para no explotar contigo, porque una vez herí a una de las personas que más quiero en este mundo, y nunca me lo podré perdonar-

Crónica de un desastre anunciadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora