Capítulo 19.

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CÉSAR:

Estaba acostado en el sofá, sin poder dejar de pensar en lo que había ocurrido anoche con Alicia. Sin duda había sido algo mágico...Me hubiera gustado que se quedará a dormir.

Miré el reloj y vi que eran las doce y veintiséis.

Mis padres se habían ido al gimnasio hacía un rato, y mi hermana seguía durmiendo la mona de la fiesta de anoche.

La oí llegar a las siete de la mañana, dándose golpes con todo lo que encontraba, solo esperaba que hubiera cogido un taxi y hoy fuera a buscar el auto a la fiesta.

Oí los peldaños de las escaleras y a los pocos segundos apareció mi hermana, restregándose los ojos , oliendo a exceso, porros y culpabilidad.

-Buenos días melliza- dije alegremente.

-Hola- me devolvió el saludo sin muchas ganas.

La miré con el ceño fruncido, y vi como dando tumbos iba hasta la cocina, ahí cogió un bol, un brick de leche y unos cereales, los mezclo y con la mirada perdida se sentó en un taburete mientras comía.

Me levanté del sofá y me dirigí hasta la cocina, me senté delante de ella y la miré.

-Y cuéntame...¿Cómo lo pasaste ayer?- le pregunté.

-Bien- contestó asintiendo- Estuvo bien-

-¿Y por qué esa carita de estreñida?- vacilé junto a una sonrisa.

-Tengo sueño- dijo- Llegue a las siete de la mañana- se pausó- Y bueno, puede...Que pasará algo confuso-

-¿Confuso?- alcé las cejas-¿Cómo que?-

-A ver...Pues resulta que estaba con Pablo y si no llega a haber sido por Jenny pues...No sé, creo que me hubiera besado...-

La miré serio, luego asentí levemente procesando la información.

-¿Y tú querías?- pregunté finalmente- Es decir, bueno, sí, eso-

-No lo sé- contestó- La verdad es que anoche no estaba como para tomar una decisión, al menos buena así que supongo que tendré que pensar y odio pensar-

-Sí, porque solo hay dos respuestas posibles o te gusta o no- asentí- Pero...No sé, haz lo que...Sientas porque seguro que la razón te dice que no lo hagas-

-Más o menos- rió nerviosa- ¿Y qué hiciste tú?-

-Vi una película, de hecho me vi por fin Ms.45, en tú honor- contesté- No me gusto para nada- ambos reímos- Pero pasó algo interesante al final de la noche-

-¿El qué?- preguntó curiosa.

-Alicia vino a casa- comencé a contarle- Y nada, nos enrollamos y cogimos, no se quedo a dormir, se fue sobre las cuatro, en su auto-

-No manches- mi hermana abrió mucho la boca- Claro, con razón no la vi en la fiesta-

-Pues sí- asentí- Lo que no sé en que punto estamos ahora, no hemos hablado-

-Pues deberías ir hoy a verla, sobre las cinco o así- comenzó a hablar mi hermana- Tienes que saber que pasa ahí-

-Sí, yo también lo creo- confesé asintiendo- Es que me gusta un chingo-

-Lo sé- Lola sonrió- Y te gusta en plan bien- asintió- Es decir, no es de forma obsesiva o tóxica, como cuándo te gusto Britanny, respetas su libertad y que ella pueda rechazarte o no-

-Con lo de Britanny tenía catorce años- repliqué- ¿De que forma querías que me gustará alguien?-

-También es verdad- rió un poco- Pero quiero que sepas una cosa, pase lo que pase Alicia es una chava afortunada, no todas tienen la suerte de que un chavo tan maravilloso como tu se fije en ellas-

Crónica de un desastre anunciadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora