Capítulo 39.

3 1 0
                                    

CÉSAR:

Mi madre me ayudó con el nudo de la corbata de color naranja, naranja porque según Maya, la madre de Alicia, el color naranja significaba alegría, vida, energía, felicidad, calor, fuerza, orgullo, vivacidad, buen humor y sobretodo confianza en uno mismo, algo que necesitaría para este juicio.

Mi padre me dio un broche para las mangas del traje que perteneció a su difunto padre, para según él, darme buena suerte.

Una vez mi madre acabo de pelearse con mi corbata bajamos al salón principal, donde nos esperaba Lola junto a Alejandra, la esposa del mejor amigo de papá y también mi abogada.

Lola iba con un vestido de manga larga, por la rodilla y era de color verde, no me hacía falta ser un experto en la mente como mi suegra para adivinar que Lola llevaba el verde en señal de esperanza.

El camino de casa a los juzgado fue algo confuso, no paraba de oír cosas sobre estrategias, buenos deseos... Ahora mismo estaba en un punto que el resultado del juicio no era lo que más me importaba, lo que más me importaba era sacármelo de encima cuanto antes.

Nada más bajarnos del auto una bandada de periodistas se abalanzo sobre nosotros para hacernos todo tipos de preguntas, esto me agobiaba y me daba miedo llegar a perder los papeles en un día tan poco oportuno.

Cuando más abatido me sentía sentí como alguien cogía mi mano, al mirar vi que se trataba de Lola, recorrí su brazo con la mirada hasta llegar a su rostro y encontrarme con una sonrisa, esa sonrisa que me transmitía tanta paz y la que me hacía, irónicamente, no perder la esperanza. Le sonreí de vuelta.

Una vez nos libramos de los periodistas llegamos hasta donde estaban algunos de mis amigos, los que Alejandra llamaría a declarar, estaban por un lado Alicia, Daniela y Junior, porque presenciaron la agresión en primera persona, al igual que Lola, luego también estaba Alejandro, para su madre era importante que mi mejor amigo declarara, para humanizar mi figura, y por último estaban Vicent e Iván, Alejandra decía que era fundamental construir la figura de Pablo como un detonante a mis ataques, ¿Y que mejor que sus antiguos amigos que le conocen mejor que nadie?

-Babe- sonrió Alicia una vez me vio y caminó rápidamente hasta donde estaba.

Me abrazó fuerte, gesto que correspondí, y tras separarnos junto nuestros labios en una gran muestra de afecto.

Alejandra se incorporó con nosotros y comenzó a recordarle a los chavos cual sería nuestra estrategia, todo esto mientras recibía los cariños de mi babe, que estaba más preocupada de lo normal.

Tras media hora entramos al juzgado, a la sala número 47, en el cual se celebraría, según Televisa, uno de los juicios juveniles más candentes de la historia, el hijo del dueño de la mejor discográfica de América y Latinoamérica y una de las productoras de series estrellas de cadena demandado por el hijo del empresario más influyente de Ciudad de México.

-Empezamos el juicio de Pablo De León Rey contra César Lorenzo Bolivar- anunció el juez, esperando a que el abogado del demandado comenzará la acusación.

-Antes de comenzar con la acusación me gustaría llamar a declarar a Dolores Lorenzo Bolivar, la hermana del acusado- dijo el abogado de Pablo, haciendo que mirara preocupado a Alejandra.

-Protesto- se levantó Alejandra- El letrado carece de base para una acusación coherente y pretende hacer una maniobra de presión para efectuar a modo de detonante contra mi cliente y ponerle nervioso-

-Protesta denegada- hablo el juez- Llamo al estrado a Dolores Lorenzo Bolivar-

Me giré y vi como mi hermana se levantaba de su asiento y caminaba hasta el estrado, un policía le acercó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, sobre la cual juro decir toda la verdad, se sentó en la silla y el defensor de Pablo se acercó a ella.

Crónica de un desastre anunciadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora