UN AMOR UNA AMISTAD Y MI RIVAL 10.

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CAPÍTULO 10.

La verdad es que la ciudad era un completo caos. Terry jamás había visto una destruida como aquella. Los alemanes habían comenzado su ofensiva sobre Inglaterra poco después de la invasión de Francia. Reino Unido había decidido seguir luchando y no rendirse ante el Eje, Los británicos habían bombardeado los buques de guerra alemanes. Hitler, al ver la supremacía de la RAF, había intentando negociar la paz con el Reino Unido, y en un intento desesperado prohibió los bombardeos sobre Londres. fue rechazada por Inglaterra.

Los días siguientes hasta que su general les llamase a filas fueron requiridos para una inspección médica y de control rutinaria. después Terry Albert y Charlie habían pasado paseándose por Londres. Bueno lo que se podía ver eran los edificios destruidos por los ataques que los alemanes con sus bombarderos habían hecho. Tras el rechazo, Hitler había emitido la Directiva número diecisiete en la que establecía y ordenaba a sus pilotos atacar a Reino Unido tras el rechazo de su oferta de paz, estableciendo como principales objetivos los aeródromos e industrias de armamento y construcción de aviones. Poco después, comenzaron los ataques a las bases aéreas inglesas en lo que denominaron como la operación Día del águila. La Luftwaffe, la fuerza aérea de la Alemania nazi, fue incrementando progresivamente sus incursiones en el territorio Inglés, sobre todo en operaciones nocturnas, aprovechándose de la oscuridad. Los ataques indiscriminados contra la población civil aumentaron muriendo en el primer ataque, sesenta personas. Los alemanes, aun así, pidieron disculpas por este hecho, ya que no estaba fijada como objetivo la población civil, pero llamó bastante la atención que días después aumentasen su campaña y bombardeasen el centro de Londres durante cinco días, incluso llegando a bombardear las zonas residenciales de la periferia de Londres.

Lo único que quedaba de la ciudad eran sus ruinas. Pero Reino Unido tenía unos cimientos sólidos y se había mantenido firme, gracias a su extraordinaria flota aérea que se había resistido al Eje. El único suelo británico que habían logrado alcanzar los nazis eran las islas británicas, aunque estas carecían realmente de interés estratégico para una futura invasión de Reino Unido. Terry miró a su alrededor comprobando la crueldad de aquella guerra, pero estaba claro que si no los detenían pronto, si no conseguían acabar con aquella locura, sería peor Y allí estaban, en Londres, reunidos todos por un mismo fin, preparando un ataque que realmente no sabían cuándo. El Reino Unido no se había quedado de brazos cruzados, así que automáticamente había bombardeado Berlín. Aquello enfureció a Hitler, el cual ordenó un gran bombardeo sobre Londres a la siguiente noche. El día después Hitler había transmitido un comunicado que se había escuchado por todo el mundo. Su voz nerviosa y escalofriante había llegado a cada rincón:

«La noche anterior los británicos bombardearon Berlín. Que así sea. Pero en este juego de dos, llegará un momento en el que uno caerá y no va a ser la Alemania nacional y socialista. Por cada tres mil o cuatro mil kilos de bombas arrojadas por la fuerza aérea británica, nosotros haremos caer trescientos mil o cuatrocientos mil kilos. Cuando ataquen nuestras ciudades, nosotros destruiremos las suyas

Pero Reino Unido tenía unos cimientos sólidos y se había mantenido firme, gracias a su extraordinaria flota aérea se había resistido al Eje.

Hicieron venir a más miembros de la red y les asignaron tareas: conseguir ropa para los pilotos y reunir provisiones. Consultaron mapas, trazaron rutas y empezaron el proceso, largo e incierto, de establecer pisos francos a lo largo del itinerario. Llegado un momento, el plan se convirtió en una posibilidad real, en lugar de en una simple idea osada y temeraria.

Terry llevaba cuatro días con gripe. Necesitaba ponerse bien para seguir con los entrenamientos. había asistido al hospital pero comenzaba a desesperarse a no ser atendido. Miró hacia el final del pasillo del hospital. Nada. Se pasó la mano por la frente comprobando si tenía fiebre. Estaba seguro de que aquella noche había tenido, pues había despertado envuelto en sudor, lo único que esperaba era poder curar rápido, obviamente no podía entrenar. Aquello lo desesperaba. Si decidían atacar, él no estaría. Por lo que les iban informando, una división normal alemana constaba de unos diez mil hombres, aunque muchas de estas divisiones se habían dedicado a construir lo que llamaban el muro Atlántico.

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