UN AMOR UNA AMISTAD Y MI RIVAL 21

578 56 4
                                    

Poco a poco el sol iba haciendo acto de presencia aumentando la temperatura del día. No se dio cuenta de que se había quedado dormida hasta que tocaron su hombro. Se incorporó de inmediato, asustada, hasta que reconoció el rostro de Patricia. ¿Había escuchado a Flami? Miró en rededor.

—¿Estás bien? --Le pregunto Patricia realmente estaba preocupada por lo que hablaba Candy en su sueños.

—Me… me he quedado dormida —susurró Candy un poco desorientada—. No he podido dormir mucho esta noche. Creí... creí ver a Flami. Ella estaba más delgada, ya no llevaba su cabello largo pero estaba aquí diciendo que la guerra había terminado por fin. Tú lo pensabas. Luego él... Él estaba aquí, queriendo que me fuera con él... Y Flami y tú se miraban, yo tenía miedo, irá. Pero no podía moverme. —Patricia frunció el ceño. Desde aquella la noche en la que Candy había regresado asustada, pálida y temblando. Patricia se levantaba todas las noches corriendo a ver a Candy quien gritaba o lloraba dormida, sus pesadillas eran impasibles. Patricia, como su amiga que era se preocupaba por ella. Candy no le decía que era lo que le ocurría, a pesar de su insistencia, ella siempre decía lo mismo:

Estoy preocupada muy preocupada por Flami, Estoy un poco cansada. Pero lo de hoy era más grabe, Candy hablaba dormida de él. ¿Estaba Candy siendo acosada? Se preocupó.

—¿Qué es lo que te está pasando Candy?—Candy se puso tiesa. Respiro hondo para calmarse, de reojo miró a Patricia que la miraba minuciosamente.

-- No pasa nada, es sólo que estoy durmiendo muy poco últimamente.

—Eres malísima mintiendo.

Candy aguantó la respiración. Fue consciente al instante. Aquello no iba a salir bien. Y en ese momento lo que necesitaba no era hablar si no olvidar.

—¿Por qué no me dices, amiga? —susurró Patricia sabiendo que Candy le mentía, mientras colocaba una mano sobre su brazo. ¿Podría hacer algo por ayudarte?— Candy la miro dubitativa. --¿Qué es? —le insistió una vez más y cogiéndole la mano en apoyo. Candy se mordió el labio y la observó fijamente. Finalmente suspiró y se sentó rodeándose las piernas con los brazos. Sus ojos se humedecieron levemente al ser consciente de que, de todas formas, ya no le importaba, hacía prácticamente meses que había ayudado a los soldados aliados y meses de haber perdido al amor de su vida, pero le preocupaba que fuera prisionera y con eso perdería A su hijo para siempre. Patricia tuvo que intuir que se encontraba en una lucha interna personal porque volvió apretar su mano y le sonrió.

—Sea lo que sea seguro que podremos solucionarlo las dos. Candy le sonrió agradeciendo que no le presionará. Finalmente se levantó.

—Será mejor que vaya a preparar la cena, por que este pequeño necesita dejar a mamá comer a sus horas. -- Dijo Candy haciéndole gestos muy graciosos a un Terry risueño. Patricia aceptó mientras se ponía de pie también.

La comida transcurrió con miradas furtivas. Candy era consiente que Patricia le dirigía preguntas interrogativas cada vez que sus miradas coincidían, lo que la ponía pensativa. ¿Que ganaría con decirle a su amiga? No quería preocuparla tambien.

Más tarde, después de la comida. Candy se retiró a su habitación para darle un baño al pequeño Terry. Cuando también se hubo dado un baño, le dio pecho a su hijo, Patricia llamó a su puerta pidiendo su permiso para entrar. Candy asintió. Después de hacerle carantoñas al pequeño Terry. Patricia por fin se decidió y hablo.

UN AMOR, UNA AMISTAD. Y MI RIVAL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora