UN AMOR UNA AMISTAD Y MI RIVAL 23

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CAPÍTULO 23.

Zusi, es mejor dejar que Candy y Terry tengan una conversación entre ellos —dijo Albert mirando fijamente a su amigo, con un advertencia que Terry no supo interpretar.

En todo caso, Candy se ha vuelto una mujer madura, ha sido muy valiente. Y Consideró que sea Candy quién le cuente a Terry, porque la conozco y sé que lo hará,

—Gracias Zusi. —dijo Terry molesto. Tenía la pregunta en la punta de la lengua. ¿Sabes dónde puede estar Candy? Pero no le salió. En ese momento la cabeza le bullía a Terry, Un coraje que empezaba a calentarle la sangre. Lo que necesitaba era estar solo. Imaginar a Candy con otro hombre le había desmejorado sus finas facciones, con una furia y unos celos a los que no estaba acostumbrado, y no se sentía nada cómodo con esos pensamientos confusos y esas emociones descontroladas. ¡Zusi había dado justo en la diana!

— Nosotros nos retiramos—dijo Terry apresurado y sin decir nada más salió. Olvidando a Albert, y lo más importante preguntar en donde estaba Candy.

El comportamiento de Terry no era lo que Zusi esperaba. No quería que se fuera. Ella debía estar con él, darle todo su apoyo . Estaba enojada. Era un pensamiento egoísta, pero no podía remediar sentir así, y renegó de Albert por inpedirle hablar con Terry de la verdadera Candy y arrebatárselo después. No sabía si era o no justo odiar a Albert porque ella lo apreciaba, pero lo que no podía permitir, era que la persona que le dio la felicidad penara por una mujer como Candy. No podía seguir engañando a todos, ni que Terry continuara creyendo que ella era la mejor mujer. ¿Tenía derecho a estar con Terry?

—¿Sabes en dónde esta Candy? —Le preguntó Albert que no se había movido de su lugar, veía a Zusi con auténtica desesperación —ésta se quedó pensativa. La duda se reflejó en su rostro, la cual no le pasó a Albert.

—Candy ya no vive en los apartamentos, después de dejar el servicio voluntario se fue. Desde entonces no la ha vuelto a ver-- mintió y a continuación apartando la mirada de Albert.

—¿Cómo es que sabes lo que hace, o deja de hacer, y no sepas en dónde está o dónde vive Candy. —Albert preguntó sin ocultar su enfado.

—Ella se fue sin decirme nada-- dijo mirando al suelo--, lo que sé, lo dice todas las enfermeras del hospital..

—Entonces todo lo que le has dicho a Terry son sólo chismes.

—Terry es mi amigo y lo quiero mucho. No soy una chismosa ¿Tú no lo harías por tu amigo?

—Te creía más sincera, es obvio que me he equivocado —y diciendo esto Albert dio media vuelta y salió en busca de Terry.

Lo que prometía ser una noche de camaradería para todos, acabó en un contratiempo de grandes proporciones de mentiras que le costó la felicidad a Terry. Estuvo a un paso de acabar perdiendo la cabeza. Cuando al fin logró salir al exterior, sintió unas terribles ganas de romper algo. La rabia, la frustración, el enervante calor de su interior, eran parte de aquel infierno interno que se convertiría en un desagradable sentimiento . La ciudad eterna, a principios de Julio, le había dado una calurosa bienvenida. Le dolía el corazón, sentía una presión interna y en el transcurso de la noche lo único que hacía era empeorar, como si estuviera dispuesto a torturarlo para ajustar la presión de su herida. Se pasó las palmas de las manos por el cabello con desesperación. No había luz al final del túnel. Echó una rápida ojeada al imponente edificio que había dejado atrás: Aún resonaba en sus oídos las palabras de Zusi. Mal humorado maldijo por lo bajo. Había perdido todo el sentido de la cordura. ¡Quería gritar! ¡Estaba furioso!! No podía creer, qué oír sólo el nombre de Candy le hubieran afectado tanto. Había esperado con tantas ganas verla que no había tenido escrúpulos para nada más. ¡Maldición! Había recorrido muchos kilómetros para por fin poder estar juntos y todo para descubrir que ella se había olvidado muy rápido de su promesa.

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