UN AMOR UNA AMISTAD Y MI RIVAL EPÍLOGO

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Recordar y poner en contexto la gran epopeya que fue la Segunda Guerra Mundial es un acto, no tanto histórico, sino de conciencia. Debemos estar atentos a que eso no suceda nunca más porque, como bien decía Albert Einstein «no sé cómo se va a pelear la tercera guerra mundial, pero les puedo asegurar que la cuarta va a ser a pedradas».

La fundación de la organización de las Naciones Unidas es también un producto no sólo del conflicto bélico, sino de la concientización de qué debemos hacer más, para evitar que las alianzas las amenazas y otras dinámicas perversas no nos arrastren a sacar lo peor de nosotros mismos. Aprender estas lecciones supone adaptarlas a nuestro presente y tomar acción donde sea necesario para no tener que experimentar —nuevamente en carne propia las consecuencias de dejar a los demonios sueltos. Sin embargo en la Segunda Guerra Mundial sus espirales ascendentes de violencia y el tamaño de sus masacres, nos enseñan que no todo lo que decidimos se basa en la lógica racional. No sumamos que no tenemos demonio sueltos en este siglo XXI. O que debido a los avances tecnológicos y la capacidad de destrucción con que contamos, un enfrentamiento entre las mayores potencias debe ser completamente descartado.

La insana y asesina aventura hitleriana dejó decenas de millones de muertos, pueblos nacionales desbastados y al mundo atónito ante sus niveles de crueldad genocida. La expansión japonesa en Asia fue similarmente despiadada aunque sin la maquinaria de exterminio operada por los nazis sus cicatrices aún no terminan de cerrar.

La Segunda Guerra Mundial concluyó con otro horror, el de las bombas Atomicas sobre Hiroshima Y Nagasaki. El mundo se prometió no olvidar: había que impedir que algo así se repitiera.

Hoy me pregunto si no es que sufrimos de amnesia colectiva. El legado más importante para la humanidad ha sido la creación de instituciones multilaterales que permitieran mantener la gobernanza y la seguridad internacional, particularmente la Organización de las Naciones Unidas. La guerra fue el detonante para la creación de toda una estructura de hecho internacional indispensable para la convivencia pacífica entre las naciones, que incluso pudieran hacer frente a déspotas y dictadores.

80 años después de la Segunda Guerra Mundial. El mundo todavía recuerda sus estragos y la forma como lo cambio. En América Latina y el Caribe sus efectos no fueron menores pese a no participar de forma directa en las acciones bélicas.

Pero quizás una de las más importantes enseñanzas que nos queda, es que sólo la preservación de la Paz puede garantizar no tener que destruir el mundo por tercera y última vez.

EPÍLOGO.

Ellynor y Richard sabían que su hijo se encontraba vivo y bien, gracias a los agentes militares que habían contactado para buscarlo. La primera semana de septiembre recibieron una carta de Terry junto con una dirección de una residencia y la noticia de su enlace matrimonial con Candy. Hubo de dar muchas explicaciones, pero, tras haber aclarado todo, Ellynor y Richard no se opusieron a que contrajeran matrimonio.

Los jóvenes habían salido de Londres para llegar inmediatamente América. Chicago los recibió con un sol abrasador Y fue en el viaje donde la queridísima Patricia tuvo la idea más loca y descabellada que Terry hubiera podido Escuchar jamás. La tonta idea de abstenerse a un encuentro intimo con Candy hasta que fueran un matrimonio bendecido y todo. Él se moría por estar casado con Candy, pero su cuerpo, le pedía, necesitaba estar con la otra mitad de su alma en la cama, pero al parecer tendría que esperar un poco más y eso lo tenía al borde de actuar como un Cavernícola.

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