UN AMOR UNA AMISTAD Y MI RIVAL 11

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CAPÍTULO 11.

—Ya vienen. —dijo Terry, luego miró hacia sus compañeros, acto seguido les indicó con el dedo en señal de advertencia.

—¿Pero qué te has pensado? —dijo Charlie divertido mientras iba acercándose a la ventana—. ¿Tres? — comentó cuando miro a las chicas, al mismo tiempo que levantaba una ceja—. Nos faltan más.

Terry fue hacia la puerta para esperar a las chicas, sin hacer caso al comentario de Charlie.

Zusi lo observó intensamente mientras se acercaba a él. Entonces desvió la mirada, y Terry miró que comenzó a hablar con las dos chicas que le acompañaban, las cuales lo miraban con discreción, pero a él eso no se le pasó.

—Hola —pronunció Terry cuando llegaron. Zusi se acercó y le dio dos besos en ambas mejillas.

—Hola — dijo separándose de él y sonriente. Lo observó fijamente. —Parece que estás mejor ¿verdad? —preguntó con satisfación.

—Sí, creo que tu pastilla hace magia pues ya casi estoy como nuevo.

—Me alegra escuchar eso --dijo y con un gesto dirigiéndole hacia sus dos compañeras.

—Ella es Abigail — Abigail era una chica más joven que Zusi, de cabello negro y ojos color grises—. Y ella Isabel —una muchacha que llevaba una melena lacia hasta los hombros, tenía unos enormes e impresionantemente ojos azules, muy claros. Las chicas le sonrieron con coquetería— .Chicas. Él es Terry. --Terminó las presentaciones.

—Encantado —pronunció Terry estrechándo la mano a Abigail primero y luego a Isabel por último. Entonces les indicó la puerta.

-- Adelante señoritas.

Las tres muchachas entraron observándo el lugar, mientras varios de los soldados militares que allí se encontraban las miraban a ellas. — Sigan —les indicó Terry guiándolas hacia el barracón, el que se encontraba al final, y donde sus compañeros les esperaban ansiosos.

Terry observó cómo ellas se quitaban el abrigo dejando ver sus bonitos cuerpos, y también se quitaron los guantes, pero los soldados no les dieron importancia a los guantes. Terry observó a sus compañeros Y puso los ojos en blanco. Albert camino hacia Zusi, que estalló feliz al verle.

—¡Albert! — lo recibió alzando los brazos para abrazarlo. Pero Albert con más confianza la elevó en sus brazos con una gran sonrisa.

— ¡Cuánto tiempo! ¡Pero si que estás más guapa! —pronunció bajándola con cuidado de nuevo.

—Gracias. Vaya que sí ha pasado un largo tiempo, ¿cómo estás? —preguntaba emocionada y riendo.

— En lo que cabe, bien. — comento Albert y metió las manos en los bolsillos de su chamarra, que no era parte de su uniforme.

—Haciendo un futuro para las generaciones —comento Isabel con admiración. Albert le sonrió.

— ¿Y tú? Zusi, me ha dicho Terry que llegaste hace un par de meses. Te escondes de nosotros.

—Bueno, es que si no os ponéis enfermos no hay forma de que nos veamos. — sonrió. Luego se giró hacia sus compañeras—. Ellas son Abigail y Isabel. Albert señaló hacia atrás y presentó a Charlie. Aunque Charlie ya conocía a Zusi, pero no los otros compañeros. Las tres muchachas sonrieron hacia ellos. Terry se acercó con tres vasos y se los dio a cada una de las muchachas. Tanto Isabel como Abigail se mantenían sonrientes aunque calladas. Paseaban su mirada por el barracón observando la gran cantidad de soldados que había allí, parecía que era la primera vez que entraban en un lugar de aquellos. Terry les sirvió el té con cuidado de no derramarlo.

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