UN AMOR UNA AMISTAD Y MI RIVAL 4

898 70 6
                                    

Todo estaba en un alboroto la noche del 21 de junio.

La mañana del 22 de junio de 1941. La Indochina francesa iba a ser ocupada, bajo el pretexto de establecer las pases para librar la campaña contra China, y también para interceptar la carretera através de Birmania, construida con la llamada "ayuda voluntaria“ de Estados Unidos, que era la alimentación de suministros a los Nacionalistas Pero el movimiento también fue una cobertura para establecer bases para el eventual ataque a Malaya, Singapur, y de allí en adelante ir a las Indias Orientales Holandesas ricas en petróleo.


—Hola —pronunció Terry apretándose el estómago y sintiendo una alegría, que pudo controlar para no parecer un desquiciado y querer envolverla en sus brazos, y besar sus labios rosados. No, primero tenía que ver una señal que le dijera que podía hablar y decirle de sus sentimientos, o detenerlo de una vez y por todas.

Candy se giró con un movimiento lento, mientras una de sus manos seguía dentro de su bolso intentando Buscar las llaves de la puerta de su vivienda. De pronto todo se detuvo. Al momento se quedó totalmente paralizada. Dio un paso dubitativo hacia él, como si lo que estuviese viendo fuera una aparición, como algo diferente, extraño y no su amigo de infancia.

Pero era su mejor amigo. Era de verdad su mejor amigo Terry, a quien hubo extrañado en esos últimos cinco años. Al momento una sonrisa se dibujó en su rostro.

Vaya, era mucho más hermosa de lo que Terry recordaba. Aquella sonrisa fue Directo al corazón recordándole de quién era la dueña que él amaba.

Candy pudo ver los cambios que había tenido Terry en su cuerpo. Y es que habían sido en exceso. Se permitió un segundo en deleitó observando, casi disimuladamente, casi.

Donde había quedado aquel crío flacucho, para convertirse en el hombre extremadamente apuesto que había ganado tanto en altura como en musculatura. sintió un escalofrío para nada desagradable, algo que no había sentido nunca junto a Terry. Observó cómo él la miraba de arriba abajo y sus mejillas se tiñeron del rojo.

—Hola, —volvió a decir Terry, y poco a poco en sus labios se formaba una gran sonrisa.

Todo lo contrario a Terry, Candy pareció estallar en una explosión de una imensa felicidad. Felicidad que hacía mucho tiempo había dejado de tener.

—¡OH, por DIOS! ¡Terry! —Candy se lanzó hacia él directamente con los brazos abiertos—. ¡Qué alegría! —decía sin separarse.

Terry la acogió gustoso en sus brazos.

Las últimas semanas antes de volver había dudado de que ella se alegrase de volver a verlo, pues la comunicación entre ellos había decaído. Pero la realidad y el momento era mejor de lo que había soñado. Y ahí estaba, cinco años después Candy entre sus brazos. La única mujer que no pudo sacar de su mente, y de verdad que lo intento, por él, y por no sentirse correspondido de la misma manera. Por ella, arrastrarla de un lugar a otro. No, nada de eso estaba ahora.

Cuando por fin hubo pasado la Euforia del momento, Candy se apartó de sus cálidos brazos y lo miró fijamente sin borrar la sonrisa de sus labios.

—¿Cuándo has llegado? —preguntó con su sonrisa y su felicidad

— A mediodía.

—Te miras muy bien. —Le miró el cuerpo bien trabajado seguramente con mucho entrenamiento—. Vaya, estás… estás cambiado —acabó diciendo y sonrojándose de inmediato.

UN AMOR, UNA AMISTAD. Y MI RIVAL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora