UN AMOR UNA AMISTAD Y MI RIVAL 6

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Candy miraba la avioneta frente a ella, estando en el cielo se miraba tan pequeñito. pero ahora era tan grande, seguramente muy pesada, y podía volar. Aquello la asustaba.

--No, no...

—Soy buen piloto, todo estara bien -- prometió Terry

—¿No le harás una rueda de amor? —preguntó un Charlie divertido que llegaba hasta ellos con una escalera pequeña—, ¿o la de; uno, dos, te pillé?

—¿Qué es eso? —preguntó Candy asustada.

—No. Charlie. La estás asustando —dijo Terry rápidamente tomandó la mano de Candy,  dirigiendola frente a la avioneta para que subiera los peldaños.

—¿Y la de Yupi? ¿Un, Hu la lu? ¿Un, vuelo de aguila? —continuó Charlie.

Candy se giró desde arriba de la escalera.

—¿Vuelo águila?

—Terry le advirtió a Charlie con un movimiento de su mano que se callase. Subió los peldaños y la agarró de la cintura.

—Entra —le susurró.

—No sé yo… —comentó mirando el pequeño interior de la avioneta—. No cabemos, solo cabe uno. -- dijo resuelta.

—Sí que cabemos. Tú eres muy pequeña.

Candy le miró algo horrorisada. Terry se acercó a ella, podía rozar su nariz con la suya.

—Cálmate. Te prometo que disfrutarás.

—Ella lo miraba con los ojos muy abiertos, realmente estaba asustada que casi le salían las cuencas de los ojos—. Y si no estás a gusto o lo pasas mal lo aterrizo y ya está-- Candy tragó saliva y suspiró.

—De acuerdo, pero… pero nada de hacer algo de lo que ha dicho tu amigo. Eso suena horrible.

Candy por fin entró en la cabina y se sentó en el lateral del asiento.

—No —pecosa —. Tírate hacia delante.

Candy lo miró algo ceñuda, pero obedeció. Terry pasó una pierna a cada lado suyo sentándose detrás y le rodeó su cintura con el brazo para qué se apoyase en su pecho.

—Así, perfecto —comentó. Luego miró hacia el lateral y con un movimientos en circular de un dedo de su mano Terry le hizo una señal a su amigo Charlie—. Candy permanecía totalmente callada, podía notar la tensión de su espalda apoyada en su pecho. Subió el brazo hacia arriba y cerró la cabina con un golpe. —Relájate —le susurró en su oído mientras apretaba unos botones y finalmente el avión rugía, Terry podía aspirar el aroma de sus rizos—. Pilotar es muy fácil. Podría llevarlo hasta un niño —sonrió. Miró por la ventana y observó que Charlie ya se alejaba con la escalera y los topes de las ruedas.

—No será tan fácil cuando hacen falta cinco años de instrucción —comentó ella echando el cuello hacia atrás. Terry giró la palanca y al momento la avioneta comenzó a moverse hacia la derecha para luego seguir todo recto hacia la pista de despegue.

—Son cinco años para la academia militar. No para pilotar. —Luego le dio un tono bromista a su voz—. Realmente solo hacemos un par de prácticas con las avionetas…

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