Capítulo 22.

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Alana.

¡Al fin habia logrado lo que quería!

Comenzaba mi linda venganza contra él, solo quería que ella se aleje y dejarlo como la peor personas del mundo aunque todos sabíamos que Lorenzo y su gran corazón no eran así pero ya no importaba solo deseaba que sienta un poco de todo lo que viví cuando me dejó de la noche a la mañana.

Casi nueve años de mi vida estuve a su lado aguantando todo porque él no era asi, antes Lorenzo era un total caos y yo fuí la que lo ayudó a salir de todo ese mundo de fiesta en el que vivía. Si ahora es un señor respetable es gracias a mí y lo único que le pedí fue que nos casemos, algo tan simple donde solo recibí indiferencia porque yo si había proyectado una vida a su lado y en verdad no estaba preparada para que me dejara de esa forma.
Podía entender que tengas sus dudas, todos podemos pasar eso pero que se haya cruzado con ella y haya quedado cautivado tan fácilmente era casi imposible.

Me niego a creer que es amor.

¿Tan rápido se olvidó de mí?

Estaba negada aceptar esa idea y verlo con ella solo generaba más dolor a mi corazón, yo lo amo.

- ¿Cómo estás? - la voz de Dieter me saca de mis pensamientos.

- Mejor imposible - respondí con una gran sonrisa.

- Tu plan ya está en marcha ahora nos queda organizar el mío - me recuerda con una sonrisa maliciosa.

Una noche que estaba más que triste en un simple bar de Chicago Dieter apareció o mejor dicho me encontró, él me contó todo lo que había sucedido con Madison a ambos nos unió una sola cosa y eso era vengarse por completo de la familia Meitzner.

- Recién empieza lo mío - reconozco feliz.

La estúpida de Chloe había creído todo lo que le dije al parecer era más ilusa de lo que me imaginaba así que no me costó nada embaucarla por completo y sabía muy bien por mis hombres que ella había abandonado el departamento que compartía con Lorenzo dejandome vía libre para ocupar el lugar que siempre me perteneció.

- Sabes que Lorenzo no es tan iluso como esa chica y te pedirá prueba de paternidad - acota Dieter prendiendo un cigarrillo.

- Las cuales voy a manipular para que esté a mi favor - reconozco victoriosa.

- No lo subestimes un hombre enamorado es capas de cualquier cosa - declara con seguridad porque él era un claro ejemplo de eso ya que estaba loco por recuperar a Madison y no entendía que le veía a la insulsa hermana de Lorenzo.

- Una mujer enamorada también es capas de cualquier cosa -

- Como usarme para que te deje embarazada y se lo encajes a otro - se burla lleno de ironía.

- Este hijo no es tuyo es solo de Lorenzo - sentencio acariciando mi vientre de cuatro meses.

- Lleva mi sangre -

- ¿Ahora quieres cumplir el rol de padre? - inquiero enarcando mi ceja.

- Mi rol como padre lo cumpliré cuando Maddie me de hijos - declara mirándome mal.

- Entonces deja de meterte donde no te llaman - siseo molesta.

- Señor Koch - nos interrumpe uno de sus hombres.

- ¿Qué quieres? - espeta mi socio.

- La señorita Dana está aquí - le informa provocando que haga cara de asco.

Esa niña es una pobre ilusa que solo la está usando para vengarse del novio actual de Madison.

- Perfecto, hazla pasar - sonríe él.

- Esa niña nos traerá problemas - sentencio con seguridad.

- Serán míos no tuyos - responde.

- Hola - nos saluda un poco tímida.

- Hola princesa - la saluda Dieter con un beso en sus labios.

- ¿Acaso no tienes casa? - pregunto con indiferencia.

- No le hagas casos Dana, está embarazada y nadie la soporta - acota él riendo.

Ella me da un intento de sonrisa mientras se abraza más al bastardo de Dieter, pobre de ella que cayó en manos equivocadas.

Se van dejándome sola pensando cuánto tiempo tardará Lorenzo en aparecer exigiendo explicaciones y yo ya las tenía a todas con pruebas totalmente falsificadas que serán muy dificil de comprobar.

Lorenzo definitivamente estaba otra vez en mis manos.

Esta vez no lo dejaría escapar con facilidad.




Sin esperarte (3° PA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora