Capítulo 14 Tragos

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Vista al frente y ambas manos en el volante, una expresión bastante seria y un silencio abrumador mantenía la tensión entre ambos chicos.

-No pretendo darme por vencido con Hanna -comentó el castaño con un tono lleno de seguridad.

El coreano giró su rostro hacia su interlocutor y sonrío -yo tampoco -comentó regresando su mirada al frente.

-Creo que entonces eso nos hace rivales -dijo mientras su mirada se mantenía en el horizonte.

-Eso parece -pronunció con seriedad.

-Puedes dejarme por aquí, no es necesario que me lleves a casa -mencionó.

-Si eso quieres -detuvo el vehículo sin dudar para que el castaño bajara e inmediatamente continuo su camino.

Noha no tardó en tomar un taxi, mientras el coreano conducía hasta su hogar. Durante el recorrido imágenes de su amiga y el castaño venían a su memoria, cada momento en el que ellos estaban tan cerca, cada mirada y sonrisa que se dedicaban y ese apretón de mano que no podía olvidar venían a su mente. La cólera se apoderaba de él sin mucha dificultad, sus manos apretaban con fuerza el volante mientras su rostro enrojecía de ira y su pie impulsaba el acelerador sin control.

Llegó a su departamento y se tiró en el sofá, suspiró como si su vida dependiera de ello, mantenía sus ojos cerrados tratando de que la cólera que lo consumía se convirtiera solo en un recuerdo, sin embargo las imágenes que venía a su pensamiento comenzaban a ser su verdugo.

Se levantó y se dirigió hacia el estante en la cocina donde guardaba un par de botellas, tomar no era uno de sus hábitos aunque esta vez omitió ese hecho y comenzó a hacerlo sin control alguno. Los recuerdos seguían en su memoria, su frustración aumentaba y su cólera no cedía ni un poco.

Tomó un trago con tanta furia que al poner el vaso sobre la mesa lo apretó con tanta fuerza que logró partirlo ocasionando que su mano se cortara, aunque él no sintiera dolor alguno debido a la ira que lo consumía en su interior.

La pequeña de ojos verdes trataba de que su amiga entendiera lo que estaba pasando y logrará identificar sus sentimientos.

-Hanna no puedes ignorar el hecho de que le gustas a Jong Suk y a Noha -comentó -tienes que aclarar las cosas con ellos.

-¿Qué? ¿gustar? -preguntó sorprendida -Yooo... no sé de qué hablas, Jong Suk solo es mi amigo al igual que Noha.

-¡Hanna date cuenta! Ellos solo son tus amigos solo porque tu así lo mantienes, pero ambos mueren por ti. El punto es ¿a ti te gusta uno de ellos? -preguntó la menor.

-Las mejillas de la mayor enrojecieron -La verdad es que - bajó su mirada -a Noha lo quiero mucho, es un gran chico no voy a negar que llegué a pensar que tal vez podíamos tener algo... -hizo silencio -pero nuestros caminos se separaron  tomamos rumbos distintos y no lo vi más hasta ahora que nos reencontramos -comentó un poco tristes -por otra parte Jong Suk apareció en mi vida y la cambió por completo, adoro estar con él, cada minuto que pasamos juntos es especial. -sonrió inconscientemente -Sin duda alguna ambos son importantes para mí, los quiero a los dos y no quiero perderlos -sus ojos mostraban completa honestidad.

-Entiendo que los quieres, pero ¿a quién amas? -añadió la de ojos verdes.

-No... no sé... -tartamudeó -el móvil de la bajita sonó - Es Jong Suk -comentó al ver su móvil, la bajita atendió la llamada y solo se escuchaba como el coreano susurraba su nombre de forma muy débil.

- ¿Jong Suk estás bien? -preguntó sin conseguir respuesta -se escucha muy mal -se levantó de inmediato - debo ir a ver qué le pasa.

-¿Te acompaño? -ofreció la menor de ambas.

-No es necesario yo iré, tomare un taxi -salió apresuradamente.

-La más bajita exhaló - avísame si me necesitas -comentó mientras veía como su mayor salía apresurada -es más que claro a quien ama y aún así no se da cuenta -susurró para sí misma.

La bajita no dejaba de mirar su móvil a causa de los nervios que la embargaban, en cuestión de minutos Hanna ya estaba en el departamento del coreano cuya puerta estaba entre abierta por lo que pudo pasar sin dificultad. El coreano se encontraba tirado en el suelo con algunos vidrios a su alrededor y gotas da sangre cerca de él, Hanna corrió a su lado y lo revisó muy asustada para saber de dónde provenía el sangrado notando su mano herida, se dirigió hasta la cocina velozmente y tomó una toalla húmeda con la que limpio la mano del coreano e hizo todo el esfuerzo necesario para levantarlo y llevarlo a la ducha para que los efectos del alcohol pasaran un poco.

Entre empujones logró acomodarlo debajo de la ducha y abrió la llave, el agua fría comenzó a ser su efecto en el coreano quien de inmediato reaccionó y comenzó a quejarse.

-¡Estas loca! Está muy fría el agua, me quieres matar.

-Pues quien te manda en porte en este estado.

El coreano jaló su mano y la atrajo hasta su pecho, la bajita quedó perpleja al verse tan cerca de él quien la miraba a los ojos, colocó su mano en la cintura de la menor manteniéndola cerca de su cuerpo.

- ¡Esta muy fría suéltame, me estoy mojando! - reclamó mientras comenzaba a empujar al asiático quien se mantenía sin pronunciar palabra alguna. Entre varios empujones logró apartarlo -Quédate allí mientras busco ropa para que te cambies -comentó entre pequeños jadeos.

La bajita buscó entre las cosas del asiático y consiguió una pijama, la tomó y se la llevó al baño.

-Te traje esto vístete -dijo mientras abría la puerta, quedando perpleja al ver al chico sentado en una silla secándose el cabello despojado de su camiseta completamente mojada.

Se acercó hacia él y le lanzó la ropa mientras intentaba no cruzar mirada con el pelinegro, ella estaba sonrojada por las fachas del asiático y no quería que él lo notara. -Vístete rápido -dijo mientras desviaba la mirada y cerraba la puerta.

Entre la ropa del coreano consiguió una segunda pijama que decidió usar hasta que su ropa perdiera la humedad.  Tocó la puerta al notar que ya habían pasado mucho tiempo, la abrió al no escuchar ruido alguno y descubrió un el pelinegro se encontraba dormido en la silla mientras su cabeza reposaba en la pared más cercana.

-No es cierto - se quejó la menor.

Caminó hacia él para aplicar todo lo que le quedaba de fuerza para levantarlo y acomodarlo en su cama para que descansara, lo cubrió con una sábana y colocó una almohada debajo de su cabeza.

El coreano comenzó a mascullar el nombre de la chica mientras ella buscaba en el baño de la habitación un botiquín de primeros auxilios para terminar de curar la herida.

-Hanna -llamó el pelinegro en un tono muy bajo.

-Aquí estoy -tomó su mano para ir curando la herida.

-No te vayas -susurró -quédate conmigo.

-No me iré lo prometo -comentó mientras acariciaba el cabello del más alto. La bajita tenía una mirada tierna la cual recorría todo el rostros del asiático detallando cada rasgo de él como si fuese la primera vez en verlo, como si fuese un niño indefenso.

Vendó su mano y lo dejó descansar un rato, tomó su móvil para teclear un mensaje avisándole a su compañera de casa  que no podría llegar esa noche, que todo estaba bien pero se quedaría a cuidar al coreano que se encontraba enfermo.

Ya era más de media noche y el coreano dormía profundamente mientras la bajita preparaba una sopa para cuando despertara, el sueño y el cansancio comenzaban a ser estragos en ella y aunque deseaba velar el sueño del pelinegro no pudo oponerse más al agotamiento, guardó lo que preparaba y caminó hasta la sala donde dejó caer su cuerpo en el sofá permitiéndole a morfeo que hiciera su trabajo sin mucho esfuerzo.

Café de Amor (Lee Jong Suk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora