Tiró sus cosas en el sofá y se echó en él, cerro sus ojos y soltó un gran suspiro. A su memoria venía aquel acontecimiento inesperado, se preguntaba si todo seguía igual, si deberían hablar de ello, si quizás estaba dándole mucha importancia; mil preguntas venían a su cabeza pero en realidad no quería conocer la respuesta de ninguna.
-¿Estas bien? -preguntó acercándose a su rostro.
-Si, solo estoy cansada. -comentó aún con sus ojos cerrados.
-Bien, entonces me voy tranquila. No prepares cena yo me encargaré cuando vuelva, invita a los chicos a comer esta noche. -abrió sus ojos tan rápido como fue posible al escuchar la última oración.
-¿A los chicos?
-Si, ya han pasado una semana desde que nos reunimos y quiero compartir con ellos.
-Ah, bueno yo les invitó -dijo en un tono no muy seguro.
-¿Hanna pasa algo? -preguntó curiosa al ver su expresión.
-No, nada -dijo de inmediato.
-Bien ya me voy, recuerda invitarlos. -tomó su bolso y salió apresuradamente, mientras la bajita solo se le quedaba mirando.
-Rayos -susurró mientras tomaba su móvil y comenzaba a teclear dicha invitación de la forma más formal posible en especial para el coreano. Se levantó del sofá y fue a cambiarse de ropa para comenzar la limpieza de su hogar, algo de música la acompañaba para hacer de su actividad algo más placentero.
Entre algunos pasos de baile y limpieza la confirmación de asistencia llegó por parte de ambos chicos. Aunque el castaño fue un poco más emotivo que el pelinegro ambos aceptaron -suspiró al leer la confirmación- tiró su móvil al mueble y prosiguió su limpieza.
El día pasó fugazmente y antes de darse cuenta en un par de minutos ambos chicos estarían en su casa. Su incomodidad no era por el castaño, su incomodidad era por el coreano debido a la acción ocurrida la última vez.
Cepillaba su cabello frente al espejo tratando de alisarlo, pero por más que se esforzaba no podía hacerlo, el clima frío del anochecer hacían que sus doradas y finas hebras se ondularan de una forma muy linda. Mientras se miraba al espejo un flashback de aquel momento vino a ella, tocó sus labios y se preguntó así misma por que lo habría hecho el coreano.
Su hilo de pensamientos fu interrumpido cuando el timbre sonó, salió rápidamente y abrió la puerta.
-Pasa -dijo sorprendida mientras su corazón se aceleraba rápidamente y él solo sonreía -siéntate, Jehiser ya debe de venir en camino de ella fue la idea de la cena -comentó para tratar de llevar un trato normal- ¿quieres agua o jugo? -preguntó para tratar de escabullirse a la cocina y liberar un poco de la tensión que tenía acumulada.
-Un vaso con agua estaría bien, ten traje algo para la cena. -extendió su mano para entregarle una caja pequeña.
-No te hubieses molestado -tomó la caja -ya te traigo el vaso con agua -se dio media vuelta y huyó a la cocina rápidamente -Dios que debo hacer -susurró mientras liberaba el aire que contenía- por qué me pasa esto a mí -puso la caja en la mesa y tomó el vaso para servir el agua- ¿por qué tenía que llegar el primero, donde está esa enana, por qué me deja sola? -balbuceaba para sí.
-Hanna -llamó el coreano, la chica soltó el vaso del susto el cual se partió con el impacto al suelo.
-Vas a matarme del susto -se quejó - tengo que recoger esto antes de que Jehiser llegue, es uno de sus vasos favoritos- se dobló para levantar los vidrios del suelo.
-Te ayudo- tomó la misma posición de la menor y comenzó a ayudarla con los vidrios- lo siento no quise asustarte, solo quería decirte que te queda muy bien el cabello rubio, no sabia que te lo habías teñido.
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Café de Amor (Lee Jong Suk)
FanfictionUn encuentro inesperado en un momento inoportuno provoca un amor en el momento adecuado y un taza de café guardara lo que no se atreven a decir