Sus dedos acariciaban delicadamente el rostro de la pequeña, con su dedo índice dibujaba una línea recta desde su frente hasta sus labios donde se detuvo por unos segundos para acariciar su contorno como si los dibujara con su dedo. Acercó su rostro lentamente y posó un pequeño ósculo en los labios ajenos.
Abrió los ojos muy despacio y miró a su alrededor notando que se encontraba sola, levantó su cuerpo y se sentó un poco confundida, tocó sus labios y susurró el nombre del coreano. Se levantó y se dirigió a la habitación encontrándose con un pelinegro que dormía como un niño -Debí soñarlo -susurró- devolvió su ser hasta la cocina para prepararse un poco de cereal, miró el reloj para darse cuenta que aún faltaba mucho para el amanecer.
Camino hasta la sala y se acomodó nuevamente en el sofá mientras consumía su cereal, miró de reojo y notó una cobija celeste a su lado. Colocó la taza de cereal en la mesita y tomó la cobija acercándola a sus fosas nasales, tenía un aroma que ya conocía un aroma que era muy agradable para ella. -No recuerdo haber tomado esta cobija-murmuró mientras dirigía su vista a la habitación.
Se levantó y caminó nuevamente hasta aquella habitación donde se encontraba el causante de su confusión. Se acercó al coreano quien parecía estar en un sueño profundo, vatio su mano por encima del rostro del pelinegro para asegurase de que realmente dormía, lo observo por unos minutos estudiando cada gesto que él hacía, apartó suavemente el cabello de su frente y se acercó para darle un pequeño besó, le dedicó una mirada llena de ternura, una mirada que muy pocas veces se podía ver en ella, cuestionó sus sentimientos por unos minutos antes de armarse de coraje y acercarse una segunda vez para posar un ósculo en los labios ajenos que se encontraban frente a ella.
Giró su cuerpo para irse cuando sintió un jalón de mano, algo que estremeció su ser dejándola atónita.
-Quédate aquí -susurró.
-No creo que sea buena idea -respondió un tanto nerviosa -Dormiré en la sala.
-Quédate aquí... por favor- masculló.
Las mejillas de la bajita parecían arder de la vergüenza, sin embargo accedió a la propuesta. El coreano se hizo a un lado y la bajita se acomodó junto a él, su corazón latía tan fuerte que parecía que podría salir de su torso.
-Duerme bien Osita polar -mencionó el pelinegro.
-Descansa Jong Suk -dijo suavemente.
Morfeo hizo su trabajo con la menor sin tardar mucho, mientras el coreano velaba su sueño y admiraba la belleza angelical e infantil de la chica, tomó la mano de su compañera y entrelazó sus dedos con la de ella, cerro sus ojos y no supo más de sí hasta que el alba entró por su ventana.
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Café de Amor (Lee Jong Suk)
FanficUn encuentro inesperado en un momento inoportuno provoca un amor en el momento adecuado y un taza de café guardara lo que no se atreven a decir