Ya ha pasado una semana desde entonces, encerrado en una habitación que de vez en cuando parece hacerse pequeña y hace que cunda el pánico.
A nadie le ha comentado sobre esto, sin embargo. Trata de alejarse lo mayor posible de cualquier persona que intente profundizar en el tema con él, únicamente intercambiando las palabras necesarias y bastas para seguir viviendo.
Dependía de sus decisiones, torpes y prejuiciosas. Aunque la mayoría de veces tratasen de ser amables y compresivos, entendía que ellos sabían cosas que imposibilitaba una relación sin hipocresía.
Jimin odiaba eso. Ese sentimiento de saber que hablan a tus espaldas sin poder hacer realmente nada al respecto.
El pequeño retrato está sobre la mesita de noche, y aunque Jungkook ha intentado varias veces disculparse desde su última discusión, al ver la fotografía parece retractarse y huir.
Ninguno puede verse sin sentir negatividad. Muchas emociones se instalaban como una muralla a prueba de todo entre ellos. Firme y con esa nota insípida a desasosiego.
Durante esa tarde melancólica, en donde abraza sus rodillas sentado bajo los pies de la cama luego de un baño caliente, Hana entra en su habitación y le deja una bandeja con comida sobre la cama.
Aunque a veces crispa sus nervios, cree que es la única en la que puede confiar.
— Jungkook quiere hablar contigo.
— ¿A qué hora?
— En cuanto llegue —Suspira. Nada es fácil para nadie. La situación está menguando entre lo delicado y tenso.
Construir una relación sobre cimientos incomprensibles era peor que desmantelar el odio cegador que llevaba conteniendo por años.
— Bien.
Ella parece sorprenderse por su respuesta afirmativa, mas no hace nada más que asentir y retirarse en silencio. Sabe que la omega tiene muchas dudas pero respeta su espacio, permitiendo que cene y lea un libro sobre el socialismo en décadas pasadas.
La noche llega rápido, pues cuando eleva su mirada y la intercala entre las hojas amarillentas del libro y la luna colándose por la ventana, se da cuenta de que el tiempo pasa como agua en caudal.
El otoño estará a la vuelta de la esquina. Se pregunta si será capaz de volver a casa antes de que la primera hoja del árbol de su vecino más cascarrabias caiga.
La puerta se entreabre. El rostro imperturbable del alfa que atormenta sus pesadillas está ahí, observándole sin mediar palabra.
El omega se levanta. Tiene ropas nuevas, que constan de un buzo de lana y unos jeans claros. Sus converse son algo incomodas debido a que son nuevas, pero con el tiempo se amoldarán a sus pies.
Sigue el andar cauteloso de Jungkook, que en el piso inferior, una vez acomodados sobre el sofá del salón principal, se convierte en una inquietud que le pone los pelos de punta.
— Deja de mover el pie, joder. ¿Qué sucede?
Jungkook se queda muy quieto de pronto, hasta que sus manos refriegan su rostro con tanto agobio que su lobo se retuerce en su interior.
— Siento mucho lo del otro día, escucha... Todo es bastante difícil de decir y de enfrentar.
El omega no dice nada. Se cruza de brazos y su postura es firme, con una pierna cruzada sobre la otra.
— Mi primer asesinato fue mi padre.
Confiesa, irguiéndose y tamborileando sus dedos sobre sus propias rodillas. De pronto sus orbes castaños se ven tan oscuros y densos, con una neblina de tormento diluviando sus miedos a través de lágrimas que no pueden descender.
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Hate Me (Kookmin).
FanfictionSer un omega dentro de una sociedad que restringe los derechos a una educación y proceso laboral decentes a los de su jerarquía no es nada fácil. Jimin lo tuvo claro tras el asesinato de su alfa, miembro de la policía nacional. Se ve obligado a olv...