La Luz De Mi Vida [Goldfred]

04

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— ¡Espera! — dijo el albino.

Fred presionó el botón evitando que las puertas del elevador se cerrarán, dejando a Gold entrar y situarse a su lado.

Las puertas se cerraron nuevamente y empezaron a acender.

La vista de Fred recorría cada rincón del lugar. Intentaba mantener su mente ocupada. No sabía el porqué pero este tipo de lugares le eran inquietantes, desde niño siempre fue así. Algo irónico para alguien que trabaja en la última planta de un edificio de más de cuarenta pisos. Pero bueno, en los meses que llevaba trabajando , creía tener la situación controlada.

Por otro lado, el de cabellos claros miraba de reojo al azabache y luego volvía la vista al suelo y de nuevo a su asistente.
El ambiente era algo incómodo, al menos para él.

— escucha — pronunció en un susurro. Logrando captar la atención de Fred. Sentía que debía disculparse. No era tan grave lo que había hecho pero se sentía como un torpe — lo siento , por lo que pasó hace un momento — susurró desviando la mirada al suelo. No era de dar disculpas, su orgullo le estorbaba. — he estado bajo mucha presión y-y

— No se preocupe — interrumpió — ¿Qué le parece si en un rato le llevo un café? — sonrió y el albino le devolvió el gesto.

Más la sonrisa de borró por completo del rostro de Fred cuando un ruido nada agradable se escuchó y el elevador se quedó quieto.

El albino frunció el entrecejo y presionó un par de botones, aumentando la brusquedad al no recibir respuesta.

— parece que se detuvo , habrá que esperar

— ¿Qué? ¿Esperar? ¿P-por cuánto tiempo? —

Gold notó el nerviosismo del azabache, cosa que le causó gracia, sabía que solamente podría ser un simple fallo o un corte de luz.

— no sé  — se encogió de hombros. Fred hizo una mueca de preocupación. Gold sonrió — podrían ser minutos — dijo llenando de alivio a Fred quién soltó un suspiro. — O~ podrían ser horas , hasta días —se encogió de hombros — hasta que alguien nos encuentre , tal vez el sistema de emergencia ni siquiera funcione ¿Sabes cuántos años tiene en servicio? Mucho — dijo con fingido desinterés.

— ¡¿Qué?! — Sintió que el corazón se le vino a los pies. Estaba horrorizado.
Gold rió disimuladamente.
La cara del azabache era como una hoja de papel — ay nonono ¡No! — las manos le temblaban — no nos van a encontrar nunca, ¡Vamos quedarnos aquí para siempre! ¡No he hecho herencia! ¡No me despedí de mi gato! ¡Dios! ¡Ni siquiera tengo gato! — decía a gran velocidad. —  ¡pero si hermano! ¡Se va a poner triste cuando sepa que morí! — decía el azabache preso de la histeria — ¡Nos vamos morir de la peor forma posible! ¡Asfixiados! Se nos va acabar el oxígeno....— guardó silencio. Gold lo observaba , estaba que se moría de risa hacía tanto no se divertía así ¿Cuándo fue la última vez que reía tanto? No sabía — de hecho...ya no puedo respirar

— ¿Qué?— dijo el albino entre risas, pasando desapercibido por Fred.

— sisisi ¡se está acabando el oxígeno! ¡Ay no! ¡Me asfixiooooo! 

— oye oye oye — reía Gold — estoy jugando , sólo han pasado tres minutos , el oxígeno no se acaba tan rápido y estoy seguro de que ya están resolviendo el problema — se inclinó a la altura de Fred quién , por si no lo había mencionado estaba de rodillas.

— u-un juego — Clavó su temblorosa vista en los ojos grises.

— sí

— oh.... jajajajajajaja — estalló en carcajadas — ay un juego jajajajaja

— sí , jejeje

— ¡¿Cómo se atreve?! — regañó el azabache poniéndose de pie — ¡Casi me da un ataque! ¡No puede jugar así con las personas señor Golden! — se cruzó de brazos y desvío la mirada lejos de su jefe quién , aún reía a lo bajo.

— no sabía que eras tan dramático

— yo no soy dramático — reprochó — y olvídese del café que le prometí

No pasó mucho como para que de nuevo empezarán a avanzar con normalidad.

— oh vamos , no te lo tomes tan en serio — se quejó el albino, siendo ignorado por Fred quién se apresuró a salir en cuanto las puertas se abrieron. — vamos , fue divertido.

— desde ahora usaré las escaleras , o no dejaré que volvamos a tomar el elevador juntos — masculló.

— ¿Estás enojado? — preguntó aún sabiendo lo obvia que era  la respuesta.
Fred se giró hacia él y lo miró con los ojos entrecerrados. — jejeje tomaré eso como un tal vez.

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Toma un pudín

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