La Luz De Mi Vida [Goldfred]

23

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Se removió entre las sábanas un par de veces. La luz del sol era una verdadera molestia.

Se deshizo de las blancas mantas y se incorporó, sentándose en la cama.
Frotó sus ojos para deshacerse del sueño.

Se paralizó al notar que ese no era su cuarto...
¡No era su cuarto! ¡Dios, no era su cuarto! ¡Eso quería decir que tampoco era su casa! Entonces ¡¿En dónde carajos estaba?! Su corazón se aceleró.

— No otra vez...— susurró para sí, pasando ambas manos por sus cabellos, enredando sus dedos y tirando de ellos.

Ojalá que no haya hecho ninguna tontería en su estado de ebriedad, ¡Dios quiera que no hay hecho nada de lo que pueda arrepentirse después!

El sonido de la puerta abrirse lo sacó de sus pensamientos. Sintió un hueco en el estómago de solo imaginarse a la persona que sería.
Cuando vio a nada más y nada menos que a su jefe, la sensación fue peor. De golpe los recuerdos de la noche anterior le vinieron como flashazos a la cabeza.

— Buenos días — saludó con una sonrisa tímida, entrando en la habitación —, ¿Cómo dormiste?

— ah...— fue lo único que salió de su boca. Se moría de vergüenza.

Gold notó la incomodidad del otro, y antes de que empezará a formarse ideas equivocas dijo:

— yo, te juro que no pasó nada... tengo muy presente la advertencia que me hiciste la última vez...— habló algo apenado.

— Gracias... bueno... será mejor que me vaya, ya di suficientes molestias— dijo levantándose de la cama. Quería marcharse, cuanto antes mejor—. Lamento lo que ocurrió ayer...y-yo en realidad no quise-

— No hace falta — interrumpió con una sonrisa tranquilizadora — Fred...antes de que te marches y no vuelva a verte jamás... quisiera arreglar las cosas — clavó sus ojos en los contrarios — quieras o no — decretó.
Fred suspiró, era obvio que estaba cansado de tener este intento de plática con el albino.

— Oye solo olvídalo

— escúchame — lo interrumpió de nuevo— por favor, ambos sabemos que nos estamos haciendo daño mutuamente... sólo quiero que estemos bien, por favor Fred...

El azabache pareció pensarlo un par de segundos. ¿Qué más podía perder? ¿Dignidad? ¿Cuál? Ya no tenía.

— está bien — suspiró rendido.

Gold sonrió con agradecimiento.

— Escucha, lo que pasó aquella vez..con Jannette...fue un error. Aquella tarde, no la estaba esperando a ella...— hizo una pausa— Te esperaba a ti...— soltó— pero ella se te adelantó... verás lo que quería tratar contigo era...era sobre lo ocurrido la noche en que salimos...— sonrió de lado — e-ese día yo...yo me dí cuenta de lo que en realidad sentía por ti... — susurró lo suficientemente audible como para que llegara a oídos del contrario, cuyo pulso se comenzaba a acelerar — C-Creelo o no...estaba dispuesto a decirlo...a decirte q-que estaba, estoy...— corrigió— perdidamente enamorado de ti...— susurró—. me había tomado un par de copas... entró ella, no le pude poner escusa, tomamos otras cuantas más, hasta que la botella se terminó...— suspiró. Estaba haciendo lo mejor que podía. Fred escuchaba atento — empezamos a hablar... recordar los viejos tiempos... salió el tema de los rumores de un amorío que...nunca fue real... no supe cómo...p-pero cuando me dí cuenta ya la estaba besando — levantó la vista, que todo esté tiempo había mantenido clavaba en el piso— no duró nada...acaso un par de segundos...no pude — sintió su voz quebrarse — ella no eras tú... — susurró — fue la emoción del momento...yo me disculpé con ella...le expliqué qué...a quién realmente amaba era a ti...—  sonrió, sus ojos se cristalizaron. Fred no estaba mejor... sintió un nudo en la garganta cortarle la respiración — Yo...en serio t-te amo y sé, sé que fui un completo i-idiota — dijo casi sin aliento ya con unas cuantas lágrimas resbalando pos sus mejillas —, entiendo  el porqué no quieres saber nada de mí...y-ya lo entendí... prometo firmar la renuncia si así lo quieres...me alejaré de ti y no volveré a molestarte, P-Pero por favor Fred... perdóname... por favor, no voy a poder vivir sabiendo que me odias...— cubrió su rostro con ambas manos y sollozó.