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Habían pasado apenas un par de días desde la salida al zoológico.

Gold, hacía garabatos en una de las hojas sueltas de su escrito, el cual era una catástrofe.

Estaba pensando.

Pensando en todas las veces que había salido con Fred.

De vez en cuando una sonrisa se asomaba por sus labios. Vaya que pasar tiempo fuera de la oficina con su asistente era divertido, muy divertido, hasta se atrevía a decir que satisfactorio.

Pero, ahora que lo piensa todas las veces que han salido, ha Sido a los lugares que él elige o propone.

El teatro; se supone era un regalo de cumpleaños para Alfred ¿No? ¿Entonces por qué no le dió algo de acuerdo al gusto su gusto?

La vez que fueron a patinar; esa vez ni siquiera tomó en cuenta que tal vez, Fred, no supiese patinar, cosa que resultó ser cierta.

Y esta última en el zoológico; aunque esta fue más bien idea de Golden, pero igual, tampoco le consultó al azabache.

Si lo veía de ese ángulo, no parecía justo.
Siempre se hace lo que él quiere ¿Por qué no hacer algo que le guste a Fred? Además sería una buena forma de agradecerle ¿No creen?

¡Buen día! — saludó sonriente el ojiplata, como siempre, con una taza de café en la mano.

buenos días — devolvió el saludo, ya dejando de lado su rayadero.

El azabache miró el escritorio y frunció el entrecejo.

¿Qué?

— ¿Cómo puedes ensuciar tanto tú solo? — decía mientras hacía espacio para colocar la taza.

lo siento

— jum, creo yo aún lado hay un cesto para la basura, y está como a cincuenta centímetros.

— ¿Me estás regañando?

— Nop, simplemente hago una observación — sonrió.

mmh, pues serías una madre muy observadora

— Gracias — amplió su sonrisa así " :) " — ahora, iré a terminar mis pendientes mientras usted~ recoge esto.

— ¿Disculpa?

— Disculpado, ahora sí me permite señor Golden, me retiro.

[•°•°•°•]

El de ojos grises lo había estado pensando toda la tarde y noche de ayer y la mañana de hoy, pero por más que trataba el hámster de su cabeza no hacía girar la rueda, es decir no se le venía nada a la cabeza.

¿Qué lugares podría frecuentar Fred?

O mejor dicho ¿Qué lugar le puede gustar?

No sabía.

¿Debería pedir ayuda? No, eso suena ridículo, además ¿A quién?

Suspiró y apoyó la cabeza sobre su mano.

Se quedó viendo a un punto fijo por un rato hasta que por fin se le prendió el foco, ¡Le pedirá ayuda al otro foco! ¡Golden!

Tomó el teléfono que estaba sobre el escritorio (que esta vez sí estaba ordenando) y marcó el número. Un timbre, dos , tres y... ¡Listo!

La Luz De Mi Vida [Goldfred]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora