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Canción disponible ahí arribita •w•
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El tiempo...
El tiempo puede ser elástico. Puede ser nuestro aliado o nuestro peor enemigo.
El tiempo se va tan rápido como el agua entre los dedos. Y a veces es tan lento que parece interminable.

Tiempo, tiempo era lo que aquí había transcurrido.

¿Cuánto?

El suficiente como para que nuestros protagonistas estén celebrando su cuarto aniversario. Así es, cuatro años, cuatro maravillosos años de estar juntos.

Gold sabía que este no sería como el anterior. Este sería especial, casi tan especial como su lindo azabache.

Le tenía preparada una sorpresa.

No, no lo llevaría a un elegante restaurant.

Tampoco lo llevaría al teatro a ver alguna función romántica.

Mucho menos lo llevaría a un parque de diversiones.

Esta vez, sería un poco más simple....

[•°•°•]

— eso es, con cuidado — decía el albino mientras conducía al azabache, quién tenía los ojos vendados; para que no se hiciese daño.

¿A dónde vamos?

— ya lo verás~ — canturreó para después quitarle la venda.

Una sonrisa se dibujó en el rostro del ojiplata.

Era una cena...una cena al aire libre, como un tipo día de campo, sólo que el sol no tardaba en ponerse.

Una tela sencilla yacía sobre el verde pasto. Había unas velas en el centro, la vajilla ya estaba puesta, una botella de vino blanco y dos copas.

aaaaw qué lindo — sonrió el azabache con ternura, ante tan lindo gesto.

¿Te gusta?

— me encanta...

[•°•°•]

La cena no estuvo nada mal. Todo gracias a la preparación a la que Gold se sometió durante meses para que cuando el día llegara, todo estuviera impecable.

Aunque admite que en más de una ocasión estuvo a punto de incendiar la casa.

Ten es para ti — dijo el azabache haciendo entrega de una enorme caja decorada con un lindo papel de regalo.

Gracias

— anda, ábrelo — dijo con una sonrisa adornando sus labios.

Gold imitó su acción y con cuidado retiró la tapa de la caja, encontrando dentro de ella un montón de fotografías pegadas en las paredes y un álbum sin llenar, encima de un libro de uno de sus escritores favoritos, y sobre éste un algodón de azúcar color azul.

Feliz aniversario bebé — dijo el azabache, con un leve color carmín propagándose por sus mejillas.

Muchas gracias— sonrió. Siempre se ha preguntado ¿Qué hizo para merecer a Fred? — es hora de que yo te dé tu regalo.

El azabache lo miró por unos momentos. ¿Había más?

Gold se levantó de su asiento, volviendo a los minutos con un estuche, que en su interior contenía una guitarra.

La Luz De Mi Vida [Goldfred]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora