La Luz De Mi Vida [Goldfred]

17

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Tal vez recuerden la charla que Golden tuvo con Fred hace unos días, o tal vez no, Igual, les diré en qué consistía dicha plática.

Verán, Golden le había dicho a nuestro querido ojiplata que su hermano había estado algo decaído y que él, quería hacer algo para animarlo y para eso necesitaba su ayuda.

Se pusieron de acuerdo para la sorpresa. Golden sabía a la perfección, que lugar sería.

- ¿Es necesario todo esto? - preguntaba Gold, mientras entraba al vehículo a regañadientes-. Tengo cosas que hacer y...- se interrumpió así mismo al ver a alguien más dentro - ¿Alfred?

- Holi

- ¿Golden qué haces?

- Brillo, ok no - rió ante su propio chiste - ay, ya solo entra - le dio un empujón para que entrara por completo y cerró la puerta de un golpe.

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Golden conducía con una sonrisa en el rostro y la vista al frente.

Gold, no tenía expresión alguna.

Y Fred jugaba con sus manos, claramente incómodo.
Tal vez su jefe se había molestado, quizá no estaba de acuerdo con la idea. Ahora se arrepentía de formar parte de esto.

- ¿A dónde vamos? - habló por primera vez en todo el rato.

- Es sorpresa - dijo Golden viéndolo a través del espejo.

Gold soltó un bufido y se dedicó a ver por la ventana.

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- ¡Llegamos! - anunció el rubio más oscuro, bajando del auto y yendo enseguida a abrirle la puerta a los dos de atrás.

El primero en bajar fue el albino, con Fred haciéndole segunda.

Contempló el panorama.

¿Un zoológico? ¿Qué? ¿Acaso tenía cinco?

- ¡Bien, pues diviértanse! - dijo para volver a subir al vehículo y arrancar, antes de recibir las quejas de su hermano.

Gold frunció el entrecejo.

Fred rascó su cuello con los nervios a flor de piel.

Ahora su jefe estaba de mal humor, no tenían como regresar porque Golden los había dejado ahí, y más tarde vendría por ellos así que no se podrían ir.

Mierda...

- ¿Y bien? - dijo llamando la atención del azabache quien levantó la vista del suelo para toparla en los ojos contrarios. - ¿Empezamos de una vez? - formó una leve sonrisa.

El azabache asintió.
Si Gold no estaba muy feliz con la idea él iba a hacer que lo estuviera.

- ¡Vamos! - dijo tomado la muñeca del más alto, mientras se encaminaba dentro del lugar.

La sonrisa del albino se amplió. Al parecer Fred sería el que tuviera el mando.

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