La noche llegó pocas horas después. Kongpob estaba fuera en la playa, sentado en una silla revisando su celular. Cuando menos se dio cuenta, el cielo estaba ya por completo oscurecido. Cientos y cientos de estrellas acompañaban a la brillante luna que permanecía ya muy alto sobre el océano; la suave brisa hacía de la noche una bastante agradable, pero sobre todo relajante, pues el sonido de las olas chocando en la costa ayudaba a ello.
Las fotos de la playa y una selfie con Arthit que había subido hace algunas horas tenían ya muchos comentarios y él estaba contestando algunos cuantos. Le hacía sonreír que sus amigos se sintieran felices por ambos, ya que casi todos en los comentarios les felicitaban y les dejaban buenos deseos por su cuarto aniversario.
—¿Cuáles subiste? —Le llamó la atención la voz de Arthit, quien se acercaba a él para ver su teléfono. También, le entregó una copa de cristal y dejó una botella en la arena.
Momentos atrás, el mayor había dejado a Kongpob en la playa mientras él entraba a la casa a traer el par de botellas de vino que compró, así como unas copas de cristal. En el celular de su novio vio aquellas fotos, entre las que se encontraban aquella donde ambos posaban con sus camisetas de pareja y otra de la vista desde la casa hacia la playa cuando aún era de mañana.
Mientras Arthit veía las fotos y leía los comentarios, el menor quitó el corcho a la botella de vino y empezó a servir una buena cantidad en las copas. No se dio cuenta que Arthit abría la cámara de su celular y le tomó una foto con la ayuda de la luz de la luna y la de la casa a lo lejos, después la publicó sin escribir nada y bloqueó el teléfono para entregarlo a su dueño.
—Ven conmigo, amor —habló Kongpob, acomodándose en su silla para hacerle un espacio a su novio entre sus piernas y que se sentara allí.
Arthit obedeció y así ambos se concentraron en disfrutar del ambiente en compañía del otro y de esa buena copa de vino. Poco después, Kongpob tomó la botella de vino para llenar su copa por segunda vez; ni siquiera se había dado cuenta cuando terminó la primera.
—No tomes tan rápido... Se te subirá —dijo Arthit, acurrucado contra su pecho. La brisa del mar hacía que el cuerpo de su menor se sintiera muy cálido.
Kongpob cerró los ojos después de dar otro sorbo a su copa.
—No lo hará —murmuró, enterrando la nariz en el cabello de Arthit para acariciarlo y olfatear un poco el suave aroma. —Estaré bien.
Su novio asintió con una pequeña sonrisa.
—Si tú lo dices —se apegó más a su cuerpo cuando sintió que Kongpob dejaba un beso en su cabeza. —Deberíamos tener más escapadas así, ¿no lo crees?
El menor sonrió ante la idea. El escaparse con Arthit a un lugar aislado y lejos de toda preocupación, le parecía algo increíble y muy emocionante que con mucho gusto repetiría.
—Sí, hay que hacerlo de nuevo —murmuró contra su cabello. La mano del brazo que rodeaba a Arthit buscó la del mayor para tomarla y entrelazar sus dedos.
—Para la otra te toca a ti elegir el lugar —mirando las olas del mar, Arthit comenzó a jugar con los dedos ajenos. Le emocionaba la idea de tener más tiempo así.
—Tendré que pensarlo muy bien para superar esto.
La playa era un lugar al que a Kongpob siempre le daba gusto ir en especial si era con su amado Arthit, por lo que era difícil pensar en un sitio diferente para pasar algunos días solos los dos. Además, tenía que considerar la fecha, ya que sería muy bueno si ésta coincidiera con la de uno de sus aniversarios.
Hasta ahora, lo único que sabía era que quería volver a experimentar lo mismo que esas últimas horas; pero también que disfrutaría lo más que pudiera hasta el día siguiente cuando tuvieran que regresar a la ciudad.
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III. Frenesí
FanfictionDespués de cuatro años, la relación de Kongpob y Arthit se ha hecho cada vez más estable y fuerte. Sin embargo, todavía hay secretos, emociones y decisiones que podrían desatar un frenesí. ¿Podrán controlarlo? * Libro tres de la serie Escala Danjon...