Los dedos de Kongpob pronto estuvieron ocupados jugando debajo de la camiseta de Arthit, enviando un temblor al cuerpo de éste. Su otra mano había ido a sostenerle por la cara, la cual giró lo suficiente para acariciar sus labios con los propios.
Aún con los ojos cerrados, Arthit jadeaba sobre los labios de su menor. Él era tan débil ante las caricias de su novio que sus piernas ya se sentían como de gelatina, tanto que pensaba que en cualquier momento se derrumbaría. Pero siendo consciente de eso, Kongpob dio unos pasos hacia atrás, trayendo consigo el cuerpo ajeno y alejándose de la puerta principal.
Arthit se sintió ser sentado sobre la mesa del comedor a la vez que una sensación húmeda estimulaba sus pezones, la cual sabía que era la boca de Kongpob. Se sostuvo del cabello de este y le acercó más a su cuerpo de manera inconsciente, deleitado por las sensaciones. Como su respiración comenzaba a ser irregular, tenía que morder su labio para callar los jadeos y gemidos que querían salir.
Por un momento, a Arthit se le cruzó por la cabeza que aquel par de camisetas no les habían durado puestas ni diez minutos, ya que ahora estas se encontraban tiradas en el piso del comedor.
—Déjame escucharte, Arthit —dijo Kongpob, mientras que con sus dedos acariciaba de nuevo esos botoncitos tan sensibles. —Me gusta cuando dices mi nombre... Dilo bien en alto, amor —en esa ocasión, el menor tomó su labio entre sus dientes y tiró un poco de él.
Pero Arthit negó con la cabeza. A él no le gustaba ser ruidoso, le daba tanta vergüenza. Sin embargo, sabía que su novio estaría sobre estimulándolo para arrancarle sonidos obscenos de su boca. Enredando sus brazos en el cuello de Kongpob y sus piernas en su cintura, le acercó nuevamente para darle un beso lento y profundo, durante el cual sus lenguas se encontraron apenas sus bocas se unieron.
—Nnghhh... —Arthit mordió el labio inferior de su menor para callarse cuando sintió que su pantalón era desabrochado y que la mano ajena se colaba entre las telas.
El mismo Kongpob gruñó en voz baja cuando sintió que las uñas de su mayor se enterraban en su piel, pero continuó aventurando su mano dentro del pantalón. Apretó el miembro ajeno ya erecto, lo cual hizo al suyo crecer un poco más debido a la excitación.
Tan sólo habían pasado tan pocos minutos, pero ambos ya se sentían totalmente excitados. Para Arthit, el sentir la mano de Kongpob lo hacía sentirse deseoso de más, tanto que su ropa interior estaba empezando a mojarse. Esa era la señal que el menor estaba esperando, así que lo acarició un poco más sobre la tela húmeda antes de retirarle por fin las prendas que aún tenía.
Y cuando las telas restantes por fin dejaron de descubrir el cuerpo de Arthit, el ver desnudo a aquel hombre que adoraba bastó para tener a Kongpob aún más caliente, así que empezó a desvestirse sin sacarle la vista de encima.
La mirada del menor siempre cambiaba por una más oscura cuando estaban en esas situaciones y eso le hacía sentir a Arthit la persona más deseada, así que cuando su novio estuvo desnudo, Arthit lo haló hacia sí para besarlo de nuevo.
Kongpob le sostuvo por la nuca con la intención de hacer más profundo el beso, mientras tanto empujaba su cuerpo más contra el ajeno, arrancándoles a ambos audibles sonidos de placer. Ya sentía sobre sus hombros las manos de Arthit, quien estaba sentado casi en el filo de la mesa para que sus erecciones se pudieran frotar adecuadamente.
—Ahh... —Eran suaves y roncos los gemidos que salían de la boca del más joven.
A Arthit le gustaba escuchar a Kongpob también. Los sonidos de placer que este emitía, siempre le hacían sentir menos vergüenza y más placer.
Después de frotarse mutuamente por algunos minutos más, Kongpob hizo un gran esfuerzo por separarse y llevar su boca hacia el cuello de su novio. Bajó de forma lenta, dejando besos húmedos en la tersa piel hasta llegar a la erección de su mayor. Con una sonrisa llena de lujuria, miró a Arthit desde allí.
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III. Frenesí
Fiksi PenggemarDespués de cuatro años, la relación de Kongpob y Arthit se ha hecho cada vez más estable y fuerte. Sin embargo, todavía hay secretos, emociones y decisiones que podrían desatar un frenesí. ¿Podrán controlarlo? * Libro tres de la serie Escala Danjon...