Capítulo 36 (parte 4)

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Arthit se sintió ser recostado sobre la cama aún destendida y pronto a su novio acomodarse junto a él. Sintió que sus brazos le rodearon y que sus labios comenzaron a dejarle besos en el rostro.

—Kong, ¿puedes traerme un poco de papel? No quiero manchar más las cobijas... —Murmuró junto a sus labios. A él gustaba estar así después de una buena dosis de sexo, siendo mimado por su pareja, pero ahora quería limpiarse un poco.

Kongpob le robó otro beso en los labios, con sus dedos acariciando su cabello húmedo.

—No es necesario... Iré a prepararte un baño. Ahora vuelvo —dijo con una pequeña sonrisa, otorgándole un último beso en la frente antes de levantarse de la cama en dirección al cuarto de baño.

Habían pasado tres años desde su primera vez y a Arthit le gustaba cada vez más el cuerpo desnudo de Kongpob. Se quedó en la cama recuperando el aliento y sin moverse, pues como dijo, no quería ensuciar las sábanas y el sentía que Kongpob había tenido un buen clímax, ya que sentía aún bastante de sus fluidos en su interior.

Minutos después, Kongpob volvió para encontrar a Arthit aún en la cama, ya más estable que antes. La tina ya estaba lista en el cuarto de baño y sólo faltaba su novio para entrar en ella.

—¿Te sientes mejor? —Preguntó tomándole de un brazo para ayudarle a levantarse. —Vamos, te ayudaré a limpiarte.

—Eh... Yo puedo hacerlo —dijo Arthit con las mejillas sonrojadas. Cuando entraron al cuarto de baño y vio que la tina estaba lista, se volvió hacia él. —¿Puedes ir a traer las camisetas? Quiero que nos las volvamos a poner.

Eso era verdad, pero también quería que Kongpob se fuera para que él se pudiera lavar adecuadamente. Este asintió, aunque algo reacio a irse de allí.

—Disculpa por no retirarme, me has dicho que no te gusta que me corra dentro, aunque... —Se quedó pensando, dejando la frase al aire.

Y al ver que la mirada de su novio cambió de nuevo, Arthit actuó rápido empujándolo fuera del baño.

—Ya... Ve por la ropa. Ve...

Cuando el menor estuvo fuera, Arthit cerró la puerta con seguro y, luego de sacarse aquel jockstrap, se giró para tomar la regadera desmontable y lavarse. Lo hizo rápidamente y cuando acabó le quitó el seguro a la puerta para que Kongpob pudiera entrar.

Este había ido de regreso al comedor, donde tomó la ropa de ambos que estaba en el suelo y limpió la mesa. Como no había nadie alrededor que pudiera verlo, ni siquiera se molestó en colocarse ropa. Antes de ir de vuelta con su pareja, Kongpob sacó varias fotos con su celular para tener recuerdos de ese momento que no fueran sólo imaginarios. Dejó su celular sobre la cama y entró al baño después de llamar a la puerta, la cual encontró sin seguro. Colocó la ropa por ahí.

—¿Aún quieres ir a playa o quieres dormir un rato?

Él conocía a su novio, sabía que estaba cansado luego de lo de hace rato y él no lo estaba menos, pero de todos modos quiso preguntar. Arthit lo pensó mientras se hacía a un lado para que Kongpob entrara a la tina con él.

—¿Puedo dormir en la playa?

El menor entró al agua y se acomodó de manera que Arthit pudiera recostarse en su pecho, luego le abrazó por la cintura.

—Sí puedes, sólo tendré que ponerte mucho bloqueador solar antes... ¿Trajiste?

Arthit se cruzó de brazos, indignado.

—No. Es tu culpa... Para que llegas tan rápido a la casa —él no sabía que se podía llegar en menos de diez minutos de su trabajo a la casa, pero Kongpob de alguna forma lo hizo posible.

III. FrenesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora