Capítulo 60 (parte 2)

1.4K 144 67
                                    

Kongpob estaba tan cansado, que en consecuencia sucedió algo que para él era casi imposible.

Era tarde cuando se levantaron, así que, en el momento que vio la hora, Kongpob prácticamente saltó de la cama con su novio aún encima. Se alistaron rápidamente, pues quince minutos más y llegarían tarde al trabajo. Ni siquiera tuvieron la oportunidad de desayunar, por lo que lo más probable era que lo hicieran una vez estuvieran en sus respectivas empresas o al menos eso era lo que habían acordado.

—Kong, ¿te encuentras bien? —Preguntó Song que en ese instante pasaba al lado de Kongpob, quien se encontraba ya en su lugar de trabajo. Song cargaba unas cajas las cuales dejó en el suelo para mirar con atención a su amigo. Le colocó una mano sobre la frente, visiblemente preocupada. —Te ves como si no hubieras desayunado... Lo hiciste, ¿cierto?

Pero Kongpob negó con algo de pena. Ya era más de mediodía y había estado tan ocupado yendo de un lado a otro como para sentir el vacío en su estómago, ni siquiera había tomado su típico café helado.

—¡¿Pero qué te sucede?! —Regañó la joven y se buscó algo en los bolsillos, de los cuales sacó unos billetes. —Espera aquí, iré a traerte algo para que comas.

Kongpob no pudo detenerla, ella ya se había ido. Pero no podía hacer caso a sus indicaciones sobre esperar allí, pues su trabajo no se iba a hacer solo.

No habían pasado ni cinco minutos desde que Song se fue, pero Kongpob ya había vuelto a su trabajo, todavía ignorando el hecho de que su estómago necesitaba alimento y su cuerpo y mente un bien merecido descanso. Llevaba de pie varias horas desde el inicio de su jornada, supervisando que todo fuera en orden con la más reciente e importante línea de producción en la que estaban trabajando.

—Khun —llamó una voz que el menor recordaba perfectamente del día anterior. Era su jefe, Khun Yut. Se giró para encontrárselo vestido con su reluciente y elegante traje azul marino y ese semblante que a simple vista era uno amigable. Notó también bajo sus ojos unas ojeras que estaba seguro no estaban allí el día de ayer. —Me gustaría hablar contigo un momento... Sobre ayer.

Kongpob asintió lento, pero con algo de duda. El hombre indicó que lo siguiera a una zona con menos trabajadores para hablarle más tranquilo. Allí, no sólo hablaron de los temas que el menor propuso el día anterior, el hombre también se disculpó por su comportamiento y mostró un verdadero arrepentimiento por cómo había estado llevando todo en su trabajo de presidente ejecutivo durante los últimos meses.

—Reconozco que actué mal —admitió Khun Yut, luego miró a su alrededor a la poca gente que estaba trabajando. —Después de que te fuiste de mi oficina, logré traer un poco más de gente para que ayudaran aquí, pero veo que no fue suficiente... Me encargaré de eso lo antes posible. Ya indiqué a tu jefe que pausara ciertas líneas de producción y diera prioridad a otras. Eso debe ser suficiente para que todo esté bajo control por unos días mientras llega personal nuevo, eso también les dará más descanso a ustedes...

Kongpob no podía estar más satisfecho, pues después de todo su plan de hablar con aquel hombre sí había dado los resultados esperados. Ahora al fin podría respirar un poco más tranquilo durante los próximos días antes de su viaje. Sin embargo, había algo que a Kongpob aún le turbaba la mente... Era algo que de repente le nubló la vista y le hizo sentir todos sus músculos como de gelatina, todo bajo la mirada de Khun Yut y Song, quien en ese momento llegaba con una bolsa con comida, pero que se precipitó sobre su compañero al verlo caer inconsciente al suelo.

Kongpob despertó muy poco después, viéndose rodeado por un buen número de personas que murmuraban entre ellas con evidente preocupación. Toi y Yai intentaban alejarles, Best hablaba por teléfono y Song estaba de rodillas a su lado.

III. FrenesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora