Capítulo 55

1.7K 157 97
                                    

Por la mañana, como todos los días Kongpob se quedó observando a Arthit hasta que decidió que era hora de despertarlo para comer algo. Era pasado mediodía cuando se colocó sobre su cuerpo y empezó a darle besos para que despertara de buen humor. Besó su estómago por encima de la camiseta para dormir y luego la alzó un poco para con sus labios acariciar la suave piel.

—Nngghh... Kong... —Dijo Arthit bastante adormilado, removiéndose al sentir algo sobre su piel. También sentía como su camiseta yera subida cada vez más.

El mencionado sonrió al momento de depositar un pequeño beso justo arriba del ombligo. Descubrió un poco más el pecho y continuó con su camino de besos hasta que llegó a uno de los pezones, el cual rodeó con sus labios para empezar a jugar con él.

—No... detente... —Arthit le tomó de los hombros para alejarlo. Aún quería dormir un poco más y en definitiva lo que estaba haciendo su pareja no lo dejaría dormir.

Kongpob retiró sus labios, pero sólo por un momento, pues luego atrapó la otra protuberancia rosada. Con sus dedos siguió acariciando y pellizcando ligeramente la otra que estaba cubierta por su saliva.

—Tenemos que comer algo... —Dijo separándose otro poco, pero sus dedos no dejaban de tocarle. —¿Me acompañas? Ya es tarde.

—Pero deja de hacer eso... —Arthit se movía para alejarse de sus manos. No era que no le gustara, pero sabía en qué terminaría eso.

El menor se apartó con un suspiro. Bajó poco a poco la camiseta de su novio y entonces le tomó de las manos para ayudarle a, por lo menos, sentarse en la cama. La verdad es que tampoco tenía muchas ganas de llevar eso más allá, no ahora.

—Tu madre me envió una receta... Vamos a intentarla —pidió con entusiasmo.

Arthit se frotó los ojos y, cuando escuchó el entusiasmo de su pareja, no pudo evitar abrazarlo.

—Eso suena bien, ¿tenemos todos los ingredientes?

Su novio asintió con la cabeza, correspondiendo el abrazo que le daban. Se separó después de un rato.

—Vamos, tengo hambre... —Besó sus labios rápidamente y trayendo a Arthit consigo empezó a levantarse de la cama.

*

Horas después, ambos se dieron un buen baño para empezar a arreglarse para la fiesta de esa noche. Kongpob se sentía emocionado y también un poco nervioso, pues tenía un plan el cual repasaba muchas veces en su cabeza y que comenzaba con ese traje que estaba guardado en uno de sus armarios.

Era rojo, al igual al que había comprado para Arthit, y se diferenciaba solamente por el patrón a rayas verticales en la tela. Él los había comprado similares a propósito, pues quería que fuera obvio que ambos iban a la fiesta como pareja.

Salió primero de la ducha para arreglarse él primero. Esa noche quería verse en particular presentable.

Por su parte, cuando salió de la ducha, Arthit pasó al vestidor para sacar su traje y algo de ropa interior. Mordió su labio cuando se le ocurrió una gran idea, así que tomó sus cosas y salió de la recámara.

—Me cambiaré en el otro cuarto —le dijo a Kongpob mientras tomaba algunos productos del tocador. Quería vestirse y arreglarse, pero sin que le viese Kongpob para así darle una sorpresa y que se sintiera orgulloso de llevarlo a la fiesta y presentarlo como su pareja.

Minutos después, Kongpob le sonrió a su reflejo mientras se acomodaba el traje, satisfecho con su propia imagen. Ya quería ver a Arthit, pues estaba seguro de que se vería tan guapo como una estrella de cine. Salió de la habitación en espera de encontrárselo ya listo.

III. FrenesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora