Ese día, Kongpob se despertó sintiendo una gran emoción. Desde que era pequeño, esa fecha de diciembre no le entusiasmaba tanto como en ese día en particular. Bajó la mirada para ver a su pareja dormir muy cómodo sobre su pecho y luego vio la hora en su celular.
Perfecto, pensó. No era tan de mañana y no se sentiría tan culpable por despertar a su novio.
—Amor, despierta —comenzó a frotarle la espalda para darle un poco más de calor. —Es Navidad y tengo algo para ti —dijo entusiasmado. —Es algo más que un beso de buenos días...
Besos. Esa era la cuota para que Arthit despertara, pero hasta ahora no había recibido ninguno, así que simplemente se movió un poco, aunque sus ojos no se abrieron.
Y al no recibir respuesta favorable de su pareja, Kongpob recurrió a lo que usualmente hacía cada mañana para despertar a su amado. Empezó con un cariñoso beso en la frente y de allí bajó lento hacia sus mejillas, en las cuales repartió muchos pequeños besos e incluso mordió una de manera juguetona.
—Despierta —susurró, otorgando otro beso ahora en su comisura. —¿No quieres tus regalos?
El menor ya había bajado otro poco, ahora acariciaba la piel del cuello de su novio con la punta de su nariz. Este sin abrir los ojos subió sus brazos hasta el cuello de Kongpob para acercarlo más a su cuerpo y abrazarlo. Sí quería sus regalos, pero también quería compartir más besos con su novio.
Esta vez fue el turno de Kongpob de acomodarse sobre el cuerpo de su pareja. Apoyó las rodillas sobre la cama a cada lado del cuerpo ajeno y también un brazo para no dejar caer todo su peso sobre Arthit. Luego, subió de nuevo por su cuello para besar la barbilla de su mayor y después le dio un suave beso en los labios. Suspiró contento luego de dárselo.
—Abre tus ojos —susurró, regalándole otro juguetón e infantil beso.
Arthit sólo abrió un ojo para ver dónde se encontraban los labios de su novio y besarlo. Era mañana de Navidad y se sentía especialmente cariñoso.
Por eso, puede que tal vez los regalos que Kongpob tenía para Arthit podrían esperar un poco más. En ese momento, él quería disfrutar de la aparentemente cariñosa actitud con la que despertó su pareja, así que se entretuvo besándolo un poco más hasta que tuvieron que separarse para tomar algo de oxígeno.
—¿Este es mi regalo de Navidad? —Preguntó muy feliz el más joven, juntando sus frentes.
—No lo había pensado así... pero por qué no —Arthit sonrió un poco mientras se encogía de hombros y deslizó sus manos hasta estar en el cuello de Kongpob y volver a traerlo hacia sus labios.
—Me encanta —le dijo su menor antes de que sus labios volvieran a juntarse.
Entonces, Kongpob se entregó al beso que su novio inició. Su cuerpo comenzaba a relajarse más y más, pero al mismo tiempo su corazón latía cada vez más fuerte en su pecho.
Pronto llegó un momento en el que tanto fuera de sus bocas como por dentro las lenguas de los dos se unieron, pero, así como inició el beso, Arthit lo detuvo.
—Sabemos cómo resultará esto... y aún estamos en casa de mis padres.
El menor hizo un notable puchero cuando Arthit le recordó aquello. Se acomodó mejor para mirarle.
—La vez pasada fuimos silenciosos. ¿Tus padres no van a salir a comprar cosas para la cena?... —Cuestionaba todavía con su puchero y el ceño ligeramente fruncido. —¿o deberíamos ir nosotros? Podríamos salir con la excusa de comprar un pastel... —Sugirió y se felicitó internamente por tan buena idea, tan sólo esperaba que su novio la aprobara.
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III. Frenesí
FanfictionDespués de cuatro años, la relación de Kongpob y Arthit se ha hecho cada vez más estable y fuerte. Sin embargo, todavía hay secretos, emociones y decisiones que podrían desatar un frenesí. ¿Podrán controlarlo? * Libro tres de la serie Escala Danjon...