Mientras esperaba en la recepción, Arthit sacó su teléfono para entretenerse hasta que llegara su novio. Usaba un nuevo juego que había descargado días atrás, aunque se vio interrumpido a la mitad de la partida por un mensaje. Era la hermana de Kongpob: Jira, quien los invitaba a salir a comer juntos en un par de horas.
Jira era con la que Arthit se había vuelto un poco más cercano, así que le hizo feliz tener la oportunidad de pasar el rato con ella. Contento, se echó la correa de la mochila al hombro para regresar al vestidor para apurar a su novio y así no hacer esperar a la mujer.
Sin embargo, tan pronto como entró, su sonrisa se borró automáticamente. Las personas que habían entrado al vestidor ya no estaban, pero su novio y Benz permanecían ahí, aunque para Arthit en una situación nada agradable.
Su estómago ardió, su pecho comenzó a doler y su cabeza se estaba nublando. Eso no podía ser verdad. No, simplemente no podía. Benz no había puesto posesivamente sus manos en la cadera de Kong. Kong no estaba siendo besado por Benz. Kong no estaba sin hacer nada.
Cuando pudo tener control de su cuerpo, Arthit automáticamente fue hacia ellos, tirando la mochila y su celular. Tomó a Benz del hombro y lo empujó a un lado, haciendo que su gran cuerpo chocara contra los casilleros. Luego, Arthit se giró hacia Kongpob, quien recién abría los ojos.
En esos cuatro años, Kongpob nunca había besado a nadie más que no fuera su novio ni tampoco tenía muchos deseos de hacerlo, por lo que la idea de juntar sus labios con los de alguien más se le hacía repugnante.
Pero allí estaba él momentos atrás, siendo acorralado por aquel hombre que a la fuerza le estaba otorgando un sucio beso húmedo, el cual había hecho al menor quedarse estático tanto por la impresión como por el disgusto.
Había sido justo cuando estuvo a punto de quedarse sin aire que sintió que las pesadas manos de Benz se alejaban de su cadera y finalmente pudo respirar. Jadeó, frotándose la boca con el antebrazo en un intento de quitar la desagradable sensación de esos labios sobre los suyos, los cuales sentía que le arrancaban hasta la última gota de energía que tenía en el cuerpo.
Recargado aún contra los casilleros, Kongpob distinguió a un furioso Benz que se estabilizaba sobre sus pies. Al parecer alguien lo había empujado lejos de él, y ese alguien era... La persona que menos hubiera querido en ese momento.
—Amor... Arthit... —Habló Kongpob, todavía recuperando el aliento. Se acercó unos pasos hacia él cuando notó las lágrimas que rodaban por las mejillas de su novio. Llevó hasta allí sus manos con la intención de hacer desaparecer esas lágrimas, pues si seguía viéndolas el menor estaba seguro de que su corazón se rompería en mil pedazos. —Si me amas tanto como yo te amo a ti me dejarás explicarte.
—¿P-Por qué?... ¿Por qué? —Tartamudeó Arthit. Su mente, su razonamiento y su buen juicio estaban lejos de él. Respiraba rápido y entrecortado, sin contar que sus ojos acumularon lágrimas que ya brotaban sin parar. Dio un paso hacia atrás cuando sintió las manos de Kongpob sobre sus mejillas. —¿Me... estás engañando?... Si dices amarme... ¡¿POR QUÉ ESTABAS DEJANDO QUE TE BESARA?! —La voz que le dirigió a Kongpob fue la misma que Arthit usaba cuando era hazer y su menor empezaba a causar problemas.
—Sí, Kong, ¿por qué te dejaste besar?
La voz de Benz se escuchó detrás de Arthit, quien se giró y trató de darle un golpe directo a la mandíbula, pero Benz fue más rápido y detuvo su puño al mismo tiempo que lo empujaba con fuerza por los hombros. Perdiendo el equilibrio, Arthit cayó de espaldas directamente contra el banquillo que había allí cerca, raspándose la espalda y cayendo al piso, aunque la adrenalina le hizo ignorar el ardor que sentía en su espalda y levantarse de inmediato.
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III. Frenesí
FanfictionDespués de cuatro años, la relación de Kongpob y Arthit se ha hecho cada vez más estable y fuerte. Sin embargo, todavía hay secretos, emociones y decisiones que podrían desatar un frenesí. ¿Podrán controlarlo? * Libro tres de la serie Escala Danjon...