CAPÍTULO VEINTISÉIS

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Se ejecuta el último asalto

     Noche estrellada, ni una sola nube que bloqueara la luz de la luna, una perfecta calma tan delicada que podría ser rota con el más mínimo soplido, completamente ajena (así como el pueblo entero que se sumía en sueño) del peligro acechando en forma de hombres con asombrosas habilidades y una intención avariciosa apretando sus corazones.

Villanos de la noche que se acercan a paso lento desde las sombras, con un gran camino de sangre derramaba en sus vidas, sus manos había quitado cientos de vidas, muchas de ellas inocentes. Eran de lo más despiadados, lo más despreciable, pero al fin y al cabo, personas. Que vivían, que sentían, que temían por lo que fuera a ocurrir si algo salía mal en su plan.

En otra parte, dos figuras saltarinas se desplazaban por el gran jardín, notando que no había guardias, no al menos por la zona. Pasando por arbustos y algunos bancos, la pareja llegó a ocultarse detrás de un árbol, el de color negro olfateando mientras el castaño se levantaba un poco junto a sus orejas, escuchando con atención y fijándose a su alrededor, haciendo un pequeño ruido con su boca a modo de afirmación antes de que saltaran juntos hacia las escaleras que llevaban interior del castillo, apenas custodiadas por un guardia que miraba con aburrimiento a la noche, ni siquiera percibiendo entre la obscuridad a los pequeños conejos que se acercaban con sigilo, al menos así fue hasta que el arbusto al lado de las escaleras se movió con demasiada fuerza como para ser algo normal.

En seguida cambió su rostro aburrido por uno serio, bajando los escalones rápidamente para llevar al arbusto, desenvainando su espada y amenazando con ella a lo que fuera que estuviera ahí dentro, usando su mano restante para mover las ramas en busca de aquello que provocó el movimiento. Frustrado, encajó la espada hasta sentir que se enterró con algo, viendo enseguida a una figura pequeña salir corriendo, un conejo negro, lo que le hizo gruñir y tirar de su espada con la intención de seguirle y acabar con el pequeño animal, sin contar con que un movimiento mucho más violento le distraería.

Un niño de cabellos castaños apareció de entre las ramas, sosteniéndose el costado con una expresión de dolor y retrocediendo en el arbusto, haciendo que el hombre se alarmase de solo pensar que había herido a un niño, y quizás una herida mortal. Sin embargo su trabajo era proteger la entrada del jardín, y eso incluía el jardín mismo, incluso de niños por lo que olvidando su moral levantó la espada para dar el golpe final al menor que le miraba con sus grandes ojos cafés pidiendo piedad.

Unos brazos delgados y pequeños rodearon su cuello, abrazándole con fuerza y empezando a ahorcar, YuGyeom aplicando la misma técnica que le enseñó TaeHyung. Sin poder reponerse del ataque sorpresa, vio al niño "herido" moverse sin problema, mostrando así que estaba en perfecto estado, sonriendo con maldad antes de acercarse y abrir su boca, mordiendo con fuerza su mano para hacerle soltar la espada. No sabía si golpear al que le mordió o al que le apretaba el cuello dejándole sin respiración, estaba desesperándose, aun más cuando el niño de cabellos castaños le hizo caer pateando su pierna, terminando de rodillas, y como si solo estuviera esperando a que quedara a su altura, lo último que vio fue una sonrisa traviesa mostrando sus dientes delanteros antes de estrellar una roca contra la sien del hombre.

YuGyeom le soltó con la respiración agitada, viendo junto a su amigo al hombre que estaba inconsciente, empezando a sangrar de la herida que le dejó JungKook. El primero en celebrar fue el más alto —¡Ja! ¿Viste como lo ahorqué?

¿Y tú viste cómo le pegué? ¿Y cómo actué? —sonrió con superioridad— No lo habrías logrado de no ser por mi distracción.

¡Yo lo distraje primero cuando salí saltando! —se apuntó al pecho, rodando los ojos cuando vio que JungKook le ignoró convirtiéndose de vuelta en conejo. YuGyeom se agachó para tomarlo, suspirando antes de voltear al cielo y lanzarlo con fuerza, viéndole volver a ser un niño para aferrarse a la cornisa, subiéndose a ella para tomar más altura, fijándose hacia donde estaban sus hyung, los cuales habían entrado también con su ayuda al jardín, pero solo esperaban a que confirmaran que estaba despejada la entrada. Un destello en la obscuridad del jardín le hizo saber que el mensaje había sido recibido.

"DDAENG"   YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora