CAPÍTULO UNO

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Somos Ddaeng


     Ayudándose a avanzar con la carga, los tres hombres cruzaron el bosque como si momento antes no hubieran cometido asesinato. El lugar se sumía en silencio, calmado, solamente el ruido de sus pasos y respiraciones acompañándolos. Al menos así fue hasta que se acercaron a su destino.

¡Ya llegaron! —se escuchó el grito de un niño. Los tres hombres miraron al lugar que podían llamar hogar, una pequeña choza hecha a base de troncos y materiales que habían logrado conseguir para hacer más cómodo y seguro el lugar.

El niño había salido corriendo luego de ver por la ventana que se acercaban los hombres, saliendo corriendo junto a otro niño —¡Quiero ver! —gritó el segundo cuando llegaron.

Con una sonrisa, uno de los jóvenes dejó que sus compañeros cargaran lo obtenido, así que él se detuvo y se inclinó un poco para hablarle a los menores —Les había dicho que cuando volviéramos, no queríamos verlos aquí. —les recordó, pero a ellos pareció no importarles en absoluto.

¡Quiero ver, HoSeok hyung! —señaló al cofre que fue llevado al interior de la choza. Cuando los niños intentaron ir, HoSeok les tomó del brazo.

Esta vez la sonrisa se fue de su rostro, y con seriedad, les dijo —Escúchenme, deberían hacerme caso. Vayan a casa.

Apenas fueron soltados, los dos niños de 11 años entraron corriendo a la choza. Ahí, vieron al peli blanco cruzado de brazos mientras el más alto se encontraba hincado, abriendo de nuevo el cofre. Los niños se pararon al lado, sonriendo con asombro ante tanto brillo —¡Woah! —gritó uno mientras el otro aplaudía— ¡Hyungs, son geniales!

Estirando el brazo, volvió a cerrar el cofre —¿Por qué siguen aquí? —quiso saber el castaño de largos cabellos.

Los niños parecían ignorar por completo ese tono serio, esa voz gruesa que intimidaría a cualquier otro infante, menos a ellos. Con una sonrisa, el peli negro afirmó —Hyung prometió pagarnos. —sonreía divertido, casi con maldad. Todo un niño malicioso que sabía bien qué era lo que quería. El otro no se quedó atrás.

Todo lo que nuestras manos puedan tomar, esas fueron sus palabras NamJoon hyung. —corroboro el castaño. Ambos niños se acercaron más al cofre, esperando a recibir su paga.

Suspirando y dirigiendo una mirada a sus compañeros, se encontró con una mirada inexpresiva y una sonrisa orgullosa, ambos dando un pequeño asentimiento —Se lo merecen. —fueron las palabras de HoSeok. El cofre se abrió mostrando de nuevo las riquezas, provocando gritos de emoción en los niños. Ambos metieron mano mientras los mayores reían, viéndoles tomar sobre todo joyas, pero antes de poder apartarse cada uno fue tomado de la muñeca por NamJoon.

Suelten eso —ordenó el peli blanco. Habían estado de acuerdo en darles una pequeña paga a los niños, pero no les permitirían tomar tanto entre los dos—, nosotros les daremos lo que creamos adecuado.

¡No es justo YoonGi hyung! —el peli negro gritó, tratando de zafarse sin éxito, teniendo que soltar lo que había tomado luego de recibir un apretón más fuerte. Los niños miraron molestos como entre YoonGi y NamJoon tomaban apenas tres piedras preciosas para cada uno y se las daban— ¡Eso no acordamos! —fue su queja.

Si se llevan más, sospecharán que ustedes robaron y no queremos eso —fue la explicación de NamJoon, cerrando de vuelta el cofre—. Si preguntan, lo encontraron en el suelo al norte.

"DDAENG"   YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora