Capítulo 5

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Número Desconocido

-¿Deseando otra noche de rebeldía, Campanita?

Mis ojos estaban casi fuera de sus órbitas, había leído el mensaje más de cien veces pero seguía sin entender lo que estaba escrito. ¿Campanita?¿por que me tomaba, una maraca o una hada mágica que lo va a perseguir por todos lados? Definitivamente mataría a Nikolai y Anne por darle mi celular a ese engreído.

Me temblaban las manos al pensar quien era el dueño de ese mensaje, esos ojos verdes me estaban persiguiendo. No puede ser que el volcán ese me está llamando, debe de tener más víctimas que torturar.

De golpe, me senté en la cama mientras simplemente observaba el mensaje esperando que cobrará vida o mejor desapareciera; como si los Dioses de los mensajes respondieron mis plegarias el celular comenzó a vibrar marcando nuevamente el número desconocido.

- ¡Virgen de los mensajes asesinos!- grite mientras sostenía el aparato en mis manos tirándolo de un lado al otro, parecía casi una papa caliente que me estaba quemando las neuronas. - Apagate por favor- continué gritando como desquiciada pensando en cómo responder.

Como una persona responsable, tiré el celular al otro lado del cuarto sin ningún cuidado como si fuera el verdadero demonio encerrado. Tome las sábanas entre mis manos, apague rápidamente la luz y me acosté cerrando los ojos fuertemente para eliminar la adrenalina que desbordaba mi corazón, esperando que el sueño me golpeara fuertemente.

.......

La luz me estaba torturando, mis ojos trataban de abrirse pero parecían estar cerrados con pegamento. En un momento, me moví vagamente en la cama para despertarme pero como un rayo una idea se adentro en mis pensamientos ¡ El celular! casi inmediatamente me levanté como pude para buscarlo en toda la habitación.

Mis continuaban estando algo adormilados asi que termine gateando por toda la habitación hasta encontrar el celular atras de la canasta de ropa sucia.

-¡Gracias!- no se a quien le estaba hablando pero definitivamente estaba más que agradecida de ver mi celular en una pieza sin ningún tipo de rasguño.

Encendí la pantalla con un poco de miedo pero no tenía ningún mensaje, llamada, señales de humo o algo. Una opresión en el pecho apareció casi inmediatamente pero no entendía la razón, definitivamente me estaba volviendo loca.

Rápidamente moví mi cabeza tratando de alejar esos malditos ojos verdes que me persiguen a todos lados. Me levanté para encaminarme a la ducha y sacarme todas las ideas de mi cabeza. No entiendo porque debería de importarme un mensaje, de un extraño que ni siquiera sabía mi nombre correctamente, definitivamente necesito dejar de pensar en el.

El agua me relajó los músculos pero mis ideas continuaba en esos ojos verdes, tomé el shampoo de vainilla y moras que había comprado hace unos meses, amo el aroma tan fresco que deja en mi. Luego trato de peinar algo la maraña de cabello que tengo pero es casi como peinar las luces de navidad.

Salgo del baño envuelta en una toalla roja para caminar a mi armario ignorando totalmente el celular, busco entre mis cosas un conjunto de ropa interior morada con puntos blancos. Después, busco un vestido casi playero rosado pálido con pequeñas manchas naranjas que caía hasta mis rodillas y dejaba al descubierto mi espalda y por último me colocó unos converse blancos de botín.

Me doy una mirada en el espejo y me veo bastante decente para ser un domingo por la mañana, trato de peinar mi cabello pero decido finalmente amarrarlo en una coleta alta dejando a relucir mis pequeños rizos negros.

Mi Caos RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora