Capítulo 19

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El ruido del despertador me estaba iniciando a martillear todas las mañanas, mi mano jugó entre la oscuridad hasta encontrar el maldito aparato y con mucha fuerza tirarlo hasta el otro lado del cuarto.

-Joder, que horror- murmuro tratando de ponerme de pie y estirarme pero siendo sincera solo quiero dormir.

Como puedo me levanto y me dirijo a la ducha para quitarme todo el sueño del cuerpo, no pude dormir nada en toda la noche pensando en el maldito de Xavier no creo que ni el agua me pueda quitar los pensamientos de mi mente.

La deliciosa agua me refresca de la pereza pero claramente no me lavó la idea de esos ojos verdes. Al salir, busco mi uniforme entre mi armario para ponermelo apurada porque como de costumbre voy levemente tarde así que sin muchas ganas cojo mis cosas, incluyendo un par de audífonos para poder relajarme en el camino sino quiero matar a alguna rubia oxigenada del instituto.

-¡Hasta la tarde Nana!- vocifero antes de salir corriendo por la puerta, el sol me sonríe directamente quizás suene estúpido pero solamente sentir la luz del día me alegra la mañana. No es que el clima sea tan agradable en Londres pero cada vez que el sol se decide por salir mi humor sube de cinco a dos millones en menos tiempo de lo que le toma a las gemelas detectar a un soltero.

" It was an angel, I really saw an angel..." caba palabra de esa canción me llenaba de felicidad pero mi mente estaba teniendo una especie de huelga o paro porque no podía aclarar ningún tipo de pensamiento lógico en mi cerebro.

Mis manos viajaron hacia el abrigo que llevaba puesto, me niego a morir de hipotermia a una temprana edad cuando tengo mucho que hacer por delante como asesinar a un rubio y tratar de superar a un idiota.

Con cada paso puedo jurar que mi humor creció sin embargo al ver las puertas de metal alzarse ante mi campo de visión todo se esfumó demasiado rápido para mi gusto porque demonios, es como estar frente a un basurero con una fecha de expiración vencida, sabes que vas a terminar mal.

Una vibración me hizo saltar de un susto sentí que se me salió el corazón del pecho, la campana suena antes de que ponga un jodido pie en el instituto. Ahora necesito correr a veinte kilómetros por hora para llegar a la clase de teatro o como suelo llamarla clase donde puedo dormir sin ser interrumpida por ser La Bella Durmiente.

Literalmente

Desde principio de año fui seleccionada como Aurora. Siendo sincera quizás fuera por estar profundamente dormida mientras hacían las audiciones, sumado a que Alice o Alisson se encontraban de viaje en California y que desgraciadamente mi cabello estaba de un rubio casi blanco por idea de mi madre para verme más "moderna" sin embargo la emoción le duró un mes cuando regrese con la cabeza pintada de un negro bastante fuerte.

Como era de esperarse, desde afuera del aula pude escuchar los gritos de mi profesora Sonia, una mujer en su plena crisis de cuarenta que piensa que el maquillaje en exceso y un acento falso francés reduce su edad.

Lamentandome al tocar la perilla pienso mis opciones, si falto seguramente me suspenden lo cual no me importa así que me alejo hasta que me recuerdo que si me suspenden significa que pasaría unas tres horas con Enzo encerrada en la misma habitación sin un profesor que supervise que no me violen o que me maten con una chaqueta de cuero.

-¡Nicoleta Evans!- la voz irritante me trepana los oídos al entrar, mi mirada se dirige a mi furica profesora enfrascada en un vestido demasiado apretado para el gusto de cualquier persona con una vista decente.

Esto va a dejar un trauma de por vida

-Calma Señora... digo Señorita Sonia solo es una práctica-

Mi Caos RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora