Mis ojos pesan mientras escucho la alarma pero no puedo abrir los ojos. El pecho de Xav es demasiado delicioso para moverme, soy consciente de sus leves ronquidos y sus latidos de manera continua definitivamente ahora si estoy en casa.
No se que hora es, el sol me molesta los ojos cuando me dan ganas de ir al baño, trate de levantarme pero algo me detenía. Voltee para encontrarme con algo duro, mire mejor para darme cuenta que era un torso, Xavier me sostiene con fuerza por la cintura.
Me muevo pero estaba totalmente atrapada con esos brazos, era casi imposible que me moviera sin tener que partirme en dos. Trato de sacar un brazo y con esfuerzo logro levantar una mano para tocar su rostro. Sus facciones eran duras, sus labios están de un rosa pálido y suaves.
Puedo notar sus pecas alrededor de sus ojos y que sus pestañas largas. Seguí acariciando su rostro por un rato hasta que en algún momento el sueño me gano.
Olvidalo subconsciente, mi burbuja perfecta estalla al sentir como mi vejiga me recuerda que no puedo soportar mucho tiempo sin orinar. Abro mis ojos inmediatamente, ahora si necesito levantarme si es que me aprecio en lo más mínimo como ser humano.
-¿Xav?- me muevo entre sus brazos pero mi puto hombro no me deja.
Suspiro frustrada pero vuelvo a intentar moverme.
-¿Campanita?-
-Guapo, necesito orinar si no quieres que mi vejiga muera-
Antes de que pueda moverme Xavier se levanta y me toma entre sus brazos.
-Sabes que puedo moverme, no me quebré la cadera-
Desde que regresamos del Hospital, no me ha dejado hacer nada desde cocinar, lavar, moverme, bañarme y casi respirar por mi Xavier está ahí.
En el baño, me bajo de sus brazos para hacer mis necesidades en paz.
-Haré el desayuno Campanita, si necesitas algo grita- escucho sus pasos retirarse para la cocina.
Al levantarme del inodoro, veo mi reflejo en el espejo. Unas gigantes ojeras se forman por debajo de mis ojos, algunos rasguños en mis mejillas ya empezaron a desaparecer dejando manchas casi transparentes.
La camisa negra me hace ver realmente pálida. Una picazón me invade todo el lado izquierdo de mi cuerpo, el yeso rojo no ayuda para nada pero tampoco lo hace el maldito inmovilizador.
-¿Nyx?- un grito hace que pare- ¿Muñeca?-
-¡Ya estoy saliendo!- abro la puerta para que no se preocupe más.
Se que es egoísta o mejor dicho una malcriadez de mi parte ser tan ruda con la única persona que ha pasado las veinticuatro horas del día pendiente de mi.
Xavier me sonríe, su hermoso torso continua desnudo, simplemente lleva puesto un calzoncillo totalmente negro. Trago con demasiada fuerza, nunca me voy a cansar de ver a este hombre sin ropa.
Me acerco hasta donde él se encuentra, delicadamente me siento en sus piernas sin preguntar. Delante mío, hay dos vasos llenos de un líquido rosado y un plato lleno de gelatina azul.
-¿Otra vez?- escondo mi rostro en su cuello, odio el sabor artificial de mora que deja la gelatina.
-No seas así princesa, sabes que necesitas comer-
-¿Qué me das a cambio?-
Si me voy a comer esa cosa asquerosa pues espero recibir algo muy bueno.
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Mi Caos Ruso
Teen FictionMi nombre es Nyx Evans, mi vida se volvió una rutina monótona sin emociones hace años, todos los días las mismas sonrisas falsas en casa, los padres perfectos que sonríen para las cámaras, las mismas caras artificiales a donde vaya y la relación "p...