Capítulo 30

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Lo primero que siento en el día de hoy es un calor ascender y descender por mi espalda varias veces. Después, el calor pasa a mi columna vertebral, donde se queda trazando un vértebra. La sensación me da cosquillas por lo que me remuevo.

-Arriba Campanita, tengo que ir a la universidad- La voz de Xavier me termina de despertarme, pero no me molesta porque de todas maneras estaba soñando con él. Bostezo y levanto mi cara de su pecho para poder admirar esos ojos endemoniados que me alegran los días.

-Ya estoy despierta-Me arrastro por su cuerpo para acercarme más a su cara.

-¡Auch! Tus costillas se me entierran Campanita.-Ruedo los ojos.

-Pobrecito- Subo mi rostro y planto un beso en los labios.-Buenos días, boxeador- Una sonrisa ilumina el rostro soñoliento de Xavier.

-Buenos día, Campanita.- Xav se me acerca y muerde la punta de mi nariz causando que yo la arrugue. Que sensación más extraña, pienso para mis adentros. La boca de Xav se presiona contra la mía provocando que chispas se dispersen por mi cuerpo.

-Tengo frío-Me muevo para quedar más pegada a él, así su calor corporal me envuelva.

-Campanita, todavía sigues en ropa interior-Baja la mirada y efectivamente, estoy en mis interiores azules. El color rojo sube por mis mejillas dejándome como un jodido tomate. Hago ademán de levantarme para ir por ropa, pero Xav me retiene.-¿A dónde crees que vas, Campanita?-

-N-no- es-s-t-toy d-de lo m-a-ás d-d-decen-nt-te-Digo tartaja por la vergüenza. Xav se ríe ante mis acciones.

-Dejame decirte que te queda muy bien el color. Luces como un perfecto regalo, Campanita- Escondo mi rostro sonrojado en su cuello.

-Me vas a matar Xavier-Su carcajada retumbó en su pecho provocando un mínimo movimiento en mi caja torácica.

-La intención era halagarte, Campanita.-

-Pues no lo hagas, porque luego parezco pedazo del traje de Santa Claus-

-Tú siempre estás sonrojada Campanita-

-Pues es tu culpa, boxeador de pacotilla.-

-Yo, diciendote lo preciosa que eres y tú, insultandome.-Dice indignado. Yo solo sonrío sobre su cuello y muerdo la piel sabiendo que le gusta cuando hago eso.

-Lo siento, mi boxeador sexy-Muerdo su cuello con delicadeza.

-Si sigues haciendo eso te perdono Campanita-Con una sonrisa, muevo mis labios sobre la zona fuertemente, queriendo dejar una marca que le muestre al mundo que tiene dueña.

-Me vas a dejar al mapa de América en el cuello-Rozo mi boca por su cuello para después plantar besos con la boca abierta, separando mis labios. Chupo a piel para después morderle juguetonamente. Entre besos, soplo el lugar provocando que Xavier se estremezca.

Las manos de Xavier se deslizan por mi espalda, colocandose bajo el broche de mi sujetador. Yo subo mis labios buscando los suyos. Estampo nuestras bocas, que se mueven con desespero, como si fuéramos el oxígeno del otro. Su lengua se cuela en el interior de mi boca para bailar junto a la mía al mismo compás. Saboreo la delicia que sus labios me dan, mientras él juega con las tiras del brasier.

Separandose abruptamente de mí, Xavier nos voltea quedando yo abajo de su cuerpo. Siento como sus dedos trazan curiosos el contorno de las copas del sujetador para luego moverse a mis notables costillas, sobre las cuales dibuja figuras inidentificables. Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando siento su lengua pasar por mi abdomen, dejando un rastro caliente y mojado. Sus dientes muerden la planicie para luego succionar creando marcas rojas que más tarde se tornarán moradas.

Mi Caos RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora