Capítulo 31

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Mi corazón late a mil kilómetros por ahora, necesito ser más clara pero dudo que pueda formar palabras sin sonar como una lunática. Necesito ser objetiva en mis palabras, necesito decirle todo porque estoy casi cien porciento segura que después de hoy entrar a mi casa será ilegal.

-¿Qué tal el clima?-

Buena idea Nyx, habla sobre el clima

-¿Campanita?- su voz dormilona me causa un poco de gracia- Creo que me quede dormido- ¿Qué hora es?

-Las seis de la tarde- reviso el celular -Xav, Yo...Yo -balbuceo como una demente.

Buen giro genio, quizás te ganes un premio por payasa

-Quiero dormir nena- su cabeza cae en mi hombro, mis brazos van a su espalda y trazo círculos- Vamos al cuarto antes de que caiga al suelo.

Ambos caminamos a la habitación con cuidado, su cabeza es realmente pesada pero adoro sentir su calor en mi cuerpo. Pasamos lentamente el cuarto de Iván, la puerta como de costumbre está cerrada pero ningún ruido es audible quizás fingió nuevamente sufrir un infarto para llamar la atención de Mara otra vez o simplemente desapareció.

-¿Y la princesa de las nieves?- Xavier se acuesta en la cama mientras toma un libro gigante en sus manos e intenta abrirlo-Sabes que esta al reves- niega con pereza pero continua leyendo.

-Tiene cita para chequearse el brazo con su Doctora Corazón- sus ojos hermosos se cierran con cada palabra- ¿Donde estabas?-

Momento para hablar Nyx Evans

-Voy por comida guapo- mi boca se abre antes de que pueda pensar lo que necesito decir en realidad- Mejor dicho voy por agua y comida-

Salgo de la habitación horrorizada, me golpeo con la palma de la mano la frente, mi estómago claramente no está para consumir nada en un par de horas y dudo que Xav pueda mantenerse de pie por más tiempo. Ya no soporto los malditos zapatos, me deshago de ellos tirandolos a un lado de la cocina, puedo sentir como mis dedos sienten paz luego de un día de tortura.

-Veamos que tenemos- abro la nevera, solamente tenemos restos de comida china y lo que creo que es pizza- Agua será- saco un pequeño vaso de vidrio para llenarlo de agua hasta el tope.

Con el vaso en mano me dirigo al cuarto, Xav continua medio dormido intentando leer pero el libro sigue al revés, dejo el vaso en la pequeña mesa y me dirigo al armario para sacar una camisa de manga larga rosa junto un short negro con manchas. Sin darle mucha importancia, me saco la ropa para colocarme mi deliciosa pijama el material es cálido al tacto dando un delicioso brote de calor en las manos.

Ansiosa, me volteo, necesito hablar antes de que inicie a limpiar el apartamento de pies a cabeza.

-¿Xav?- pregunto con cautela- ¿Sigues despierto?- veo un leve movimiento con su cabeza, más que suficiente para mi- Tenemos que hablar- odio esa frase- Mejor dicho tengo que hablar y tú escuchar-

Sus hermosos ojos verdes me ven atentos, intentando mantenerse despiertos. Inhalo con calma, me siento sobre la cama para evitar que mis piernas fallen en cualquier segundo. Siendo conservadora dejo un espacio entre ambos para evitar que me desconcentre.

-Soy todo oídos Campanita- siento una de sus manos alcanzar la mía.

-Termine con Enzo- escupo sin pensarlo mucho- Ya... no hay más idiota- su mano juega con mis dedos- Pero eso no es todo- añado con pánico- Hable con mi madre, se puede decir que nuestra relación ha decaído hasta descomposición-

-Nyx, si esa...- mi dedo se posa en sus labios.

-Mi madre ha estado cogiendose a su jefe desde hace mucho tiempo- no entiendo porque una sonrisa se forma en mi rostro- Luego la llame zorra salvaje y la amenace con una cuchara de bebé-

Mi Caos RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora