Capítulo 54 Part.1

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Hoy, abriendo los ojos con mucho esfuerzo, todavía acostada en la cama, sonrió como tonta. Quizás el clima siga deprimente, con la poca vegetación y casi inexistente cantidad de animales en los entornos, pero el día sigue siendo hermoso, ya que dentro de casi veinticuatro horas es primero de enero, la fecha del milagro. El día en que Xavier Volkov vino al mundo con toda su gloria.

Y claro, otro año inicia, pero eso no es tan importante.

Se puede decir que he estado nerviosa y emocionada por este día. Digo, amo a mi boxeador y agradezco cada hora de vida que le dan, pero el tema de buscar regalos no es de mi total agrado. Por la época, mucha gente anda en busca de presentes por lo que es difícil entrar a una bendita tienda sin perder un dedo. Aparte, a pesar de que llevo viviendo un tiempo con Xav, cuesta encontrar algo perfecto para un dios griego.

Me volteo para ver a mi boxeador viejito, que duerme plácidamente, abrazándome. Su falta de camisa revela su abdomen de tableta de chocolate, osea, musculoso y delicioso. Me deleito con su rostro calmado y juvenil, mostrando cómo, a través de un semblante serio, se esconde un adolescente que apenas está comenzando su vida adulta. Sus labios suaves y rojos están medio abiertos, invitando al deseo y tentación que hay en mi cuerpo.

Definitivamente, no tiene ni una sola cosa que le haga lucir como una pasa arrugada.

Sacudiendo la cabeza, salgo de mi trance, el cual me tiene a pocos pasos de babear. No me gusta estar como hoya caliente cada vez que veo su cuerpo de modelo, pero no puedo quejarme, a nadie le molesta ver a un mojabragas las veinticuatro horas del día.

Queriendo calmar las cosquillas de deseo, me pego a él, recostandome sobre su pecho, que se eleva con sus respiraciones lentas.

-¿Estás despierto?-Susurro, recibieron como respuesta al silencio, lo cual no me sorprende mucho considerando todo lo que hizo ayer durante la mudanza. Digo, cualquier ser humano estaría cansado después de subir todos los muebles por graditas de mierda para luego tener que acomodarlos dentro del hogar. No creo que fue buena idea no pagar por asistencia.

De igual manera, estamos en una cama colocada en el apartamento, que todavía tiene las paredes desnudas y blancas, osea que el cometido fue logrado. Todavía tenemos las cosas en cajas de cartón, pero pronto el caos será reemplazado por un bonito y cómodo hogar.

Teniendo en cuenta que no pude hacer mucho ayer, hoy me dedicaré a reacomodar todas nuestra porquerías innecesariamente necesarias. Mi conciencia me reprocha que no es mucho mi aporte, pero Xav asegura que, debido a mi gran fuerza, cualquier cosa es un gran esfuerzo. De todas formas, mi trabajo es patético.

Miro el reloj perezosamente, deseado que pusiera las 4:00a.m en vez de las malditas ocho. Suspiro, levantándose lentamente de la cama, queriendo quedarme con mi boxeador sexy. Se ve tan tierno que me da tristeza dejarlo, pero me obligo a ponerme una de sus camisas y un short de pijama para después ir al baño a resolver mi urgente y repentina necesidad de orinar.

Termino con mis deberes en el baño y salgo del cuarto silenciosamente, dejando a mi Xav descansar, teniendo que ponerle una almohada para que abrace en vez de mi cuerpo. Tomo mi celular, tomando un par de fotos antes de salir y enfrentarme al laberinto de cartón que tenemos, llegando, milagrosamente, a la sala sin un solo rasguño, para empezar a sacar las cosas de cajas.

Unos adornos después, el monstruo que vive en mi estómago se queja, por lo que decido lidiar con él antes de que la situación se convierta en una protesta agresiva dentro de mi sistema digestivo. Voy a la cocina, donde reviso la alacena llena de cosas que no puedo cocinar. Decido tomar un vaso de agua y volver a la librera, sentandome en el piso a acomodar las cosas.

Mi Caos RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora