¡¿Otra Sorpresa?!

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POV Anne:

Miro mis converses azules con detenimiento mientras intento pasar entre la multitud de mujeres y hombres desesperados por encontrar regalos de navidad. Mi ceño se frunce al detestar tener que estar junto a tanta gente que no hace más que empujarte. Entiendo perfectamente su prisa en comprar algo al ser hoy veinticuatro de diciembre, ya que yo estoy en la misma situación, pero eso no significa que deben masacran a cualquiera que se les ponga enfrente. Hay que ser entes por lo menos un tanto civilizados.

Siento como mis manos comienzan a temblar al recordar que hoy tengo que conseguir el regalo antes de que mi jefa se de cuenta de mi fuga, lo cual significa que tengo tres horas para luego volver a la biblioteca. No me agrada ser consciente de cómo el estrés va retorciendome poco a poco, acabando con cada parte de una Anne estable, como si fuera una imagen que se va distorsionando. Respiro, tratando de posar mi atención en los bonitos adornos que decoran las calles.

Ignoro los sonidos que hace mi estómago, demandando comida porque hoy no he almorzado. A la hora de mi comida en el trabajo, Nikolai me llamó pidiendo ayuda con unas cuentas de la fiesta que se dará en Du Mort esta noche, por lo que me fui directamente al lugar. Mi principito había preguntado si comí, a lo que mentí ya que sonaba bastante estresado con el asunto de la celebración. No deseaba ser otro problema para él.

Gracias a la voluntad de Jésus y tener bien amarradas la agujetas, logro entrar a la maldita tienda sin perder una parte de mi cuerpo. Mis ojos se abren como platos al ver que el local está igual o peor que afuera, es decir, parece hormiguero. Después de prepararme mentalmente para lo que viene, me muevo entre las personas, pensando en el regalo del principito. Estoy consciente de que conseguir su presente hasta ahora está mal, me culpo y reprocho por ello ya que, aunque tenía trabajo de sobra para estas semanas, debí haber encontrado algún espacio libre.

Sacudo mi cabeza, sacando esos pensamientos para concentrarme en Nikolai. Sé que no le gustaría nada que se relacione con libros, por lo que elimino esa probabilidad de mis opciones. Una sonrisa se cuela por mis labios al recordar cuando se ofreció a leerme un libro, lo cual terminó en él dormido con el libro sobre la cara. Trate de quitarle el libro, pero, al acercarme, me tomo por la cintura, abrazándome.

-Hola, ¿desea ayuda?-Una voz grave hace que me voltee, encontrándome con chico alto, medio musculoso de cabellos negros y ojos cafés; Mi Nikolai es más guapo. Reprimo una carcajada al ver su expresión de "esta gente me está metiendo el dedo por el orto" acompañado por un hilo de baba que se escapa de su boca.

-Hola, estoy buscando una bufanda para hombre.-Digo al recuerdo de Nikolai pasando frío por falta de traer una de estas. Lo que me enoja es que sí tiene una bufanda, pero no se la pone porque dice verse feo con ella.

-Sígueme, creo que están por aquí.-Pasamos por pasillos llenos de perfumes caros que, si me preguntan, olían a mierda, no pagaría ni una libra por ellos. Lo que me parece chistoso es que hay un montón de viejas actuando como si les gustará, tomando los botes y riendo falsamente. Ahí es cuando mi mente hace click; no les gusta el perfume, sino el precio, significando que mientras más caro, mejor. La sociedad está cada vez más idiota.

-¿Es para tu padre? Vienes algo tarde a conseguir las cosas para una navidad en familia.-La voz de chico saliva me saca de mi trance. Una risa triste sale de mis labios al pensar en una navidad con mi padre. Hace años no comemos juntos, por lo que sería tonto pensar en celebrar algo con él. Desde la muerte de mi madre, se encerró en su trabajo sin importarle nada más, y no lo culpo por hacerlo. Él necesitaba su tiempo y no era capaz de lidiar con una adolescente que podía valerse por sí misma.

-No, para mi novio.-Digo con cariño. Nikolai ha sido mi familia desde que lo conocí, dándome amor y cuidado. Al principio, no me sentía totalmente cómoda con Nikolai actuando así ya que pensaba que era una carga para él, pero he aprendido que amar a alguien no es llevar a un problema más.

Mi Caos RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora