Capítulo 8

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Aidan

Me aparté de la computadora unos instantes. Estaba sumamente cansado, había estado trabajando todo el día en los historiales de mis pacientes. Miré el reloj percatándome que ya eran las tres de la mañana. De repente, el sonido del timbre hizo que me sobresaltara. Me levanté, bajé rápidamente, me dirigí a la puerta y miré por la mirilla, logré ver a Ilan del otro lado, abrí la puerta rápidamente. Él me miró con lágrimas en los ojos, para luego abalanzarse hacia mí para abrazarme.

—¿Qué te sucede Ilan? —lo metí en la casa y cerré la puerta tras él—. ¿Qué te sucedió?

Lo separé un poco de mi para mirarlo, noté que tenía sangre tanto en la nariz como en la boca. También noté que tenía algunos moretones en el rostro.

—M-mi padre me ha dado una paliza...

No supe que decir o que hacer concretamente. Lo primero que se me ocurrió fue alzarlo y llevarlo a la sala para sentarlo en el sillón. Lo miré unos instantes, para luego dirigirme rápidamente a mi baño para tomar cosas del botiquín. Cuando tuve todo lo necesario, volví con Ilan y me senté frente a él, empecé a curar la herida de su labio y a limpiar con sumo cuidado la sangre de su rostro.

—Lo siento —dijo de repente, lo miré unos segundos sin entender y luego volví a lo que hacía.

—¿De qué hablas? —pregunté mientras le ponía una tirita en el pómulo, dado que tenía un raspón allí.

—M-manché tu camisa con sangre —bajé mi mirada a mi camisa, efectivamente, tenía unas manchas de cuando me había abrazado al entrar.

—No te preocupes, Ilan, la lavaré luego —lo miré con una pequeña sonrisa en el rostro—. Ven, sube conmigo —dije tomando lo que había traído, me levanté y, seguido por él, subí las escaleras—. Dime ¿qué ha pasado? —Me metí al baño, guardé las cosas y lo miré.

—Hice enfadar a mi padre —contestó con la cabeza a gachas—. A-ayer, cuando volvió de su viaje dijo que estaba mejor cuando no me veía la cara... —asentí tomándolo de la mano para llevarlo al cuarto de invitados—. D-decidí encerrarme en mi cuarto para no molestarlo, pero parece que esto solo lo hizo enfada más —nos sentamos en la cama—. H-hoy, por la mañana, me fue a buscar a mi cuarto, me sacó a rastras para que limpiara su dichoso cuarto de fotografía. Luego la tuve que ordenar, pero nuevamente me ha dicho que soy un inútil de mierda y que no puedo hacer nada bien. C-cuando terminó con su sesión de fotos, fue conmigo y comenzó a golpearme hasta cansarse. Después dejó que me encerrara en mi cuarto, pero hace un rato, se apareció hecho una furia para golpearme nuevamente —su voz tembló un poco—. M-me escapé como pude. N-ni siquiera pude tomar mis cosas antes de venir —su rostro se empapó con lágrimas.

—Tranquilo... —lo abracé acariciando su cabello con suavidad. El abrazo no duró mucho, ya que me aparté de él para ver su rostro nuevamente—. Estarás bien, ¿sí? —le dediqué una pequeña sonrisa y acaricié su mejilla—. ¿Quieres algo de ropa? Debes querer dormir, es un poco tarde —asintió.

Me levanté, me dirigí a mi cuarto y busqué algo de ropa para prestarle a Ilan. Tomé una camiseta y unos pantalones cortos, volví con él y le entregué las prendas.

—G-gracias —dijo, simplemente le sonreí.

Salí de su cuarto y me metí en el mío. Me cambié la camisa que llevaba dejando la sucia en el suelo, luego me dirigí a mi estudio. Me senté en el escritorio, continuando con mi trabajo, o al menos intentándolo, dado que no me podía concentrar en lo que estaba haciendo. Pasó una hora en la que intenté hacer lo que debía, pero me era imposible. De repente, escuché unos toques en la puerta, no contesté, dado que la puerta se abrió al instante.

Broken BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora