Ilan
Mare se sentó junto a mí ni bien escuchó la puerta cerrarse, la miré sumamente nervioso, ella esbozó una sonrisa; no era parecida físicamente a mi novio en absoluto, sin contar la obviedad del género.
—Dime, Ilan, ¿cómo se conocieron mi hermano y tú? —preguntó manteniendo su sonrisa—. Sé que mi hermano es tan aburrido que solo se enfoca en su trabajo, dudo que se hayan conocido en un lugar divertido —bajé la mirada hacia mis manos.
—Yo era su paciente, nos conocimos porque... —solté un pequeño suspiro—. Sucedió algo que me llevó al hospital —la miré señalándole las cicatrices de mi mejilla y mi cuello, ella hizo una mueca y apartó la mirada de mí—. Mi madre lo contrató, ya que trabaja en el otro cuerpo de la clínica donde mi familia se atiende normalmente, le pagó al director para que, sin cita previa y saltándose cualquier otro protocolo, sea mi psicólogo —ella asintió dirigiéndome la mirada nuevamente—. Luego de eso comenzamos las sesiones juntos y un día simplemente las cosas se dieron —sonreí llevando mi mano a mi vientre instintivamente, pero la aparté cuando me percaté de su mirada.
—Ya veo... —sonrió—. ¿Qué edad tienes? Te ves bastante joven, aunque sé que las apariencias engañan —soltó una pequeña risa.
—Diecinueve años —le sonreí.
—Eres demasiado joven para mi hermano —al tiempo que ella decía aquello, escuché como la puerta se abría, ambos nos giramos hacia ésta.
Suspiré aliviado al ver que era solo Aidan y no sus padres. Él se acercó rápidamente a mí y me extendió una pequeña bolsa con dulces y gomitas, luego miró a su hermana levantando otra bolsa.
—Trajiste helado —sonrió levantándose del sillón.
—No creas que te vas a dar un atracón con esto, se lo traje a Ilan —su hermana bufó. Aidan metió la mano en su bolsillo y extrajo de él un chocolate, el cual le entregó—. Solo te traje esto.
Dicho esto, se dirigió a la cocina. Comencé a comer los dulces sintiéndome algo relajado, mi cuñada no parecía tener ningún tipo de prejuicio y le caía bien, al menos de principio. Para mi desgracia, la tranquilidad se desvaneció en cuanto volví a escuchar la puerta principal. Ahora si debían ser mis suegros regresando a casa. Sentí cómo cada músculo de mi cuerpo se tensaba.
—Mamá, papá —escuché la voz de Aidan, pero no quise voltearme.
—¿Dónde está tu novia? —me encogí en el sillón.
—Bueno, sobre eso... —mi novio soltó una risa nerviosa—. Ven, Ilan.
Me levanté sintiendo como todo mi cuerpo temblaba, me acerqué a ellos con la sensación de que me caería en cualquier momento. ¡Mierda! Debí haberle preguntado a Aksel como tenía que actuar, o qué debería decir en estos momentos, aunque, conociéndolo, me diría cualquier idiotez.
—Él es Ilan, mi novio —levanté la mirada unos instantes sintiendo mis mejillas arder bajo sus miradas.
—E-encantado —la pareja se miró entre sí para luego mirar a su hijo.
—Tenemos que hablar, Aidan —dijo su padre.
Sabía que esto iba a pasar, estaba seguro de que no les caería bien en absoluto que yo fuera su pareja. Bajé la mirada preocupado por lo que pudieran pensar, o como fueran a actuar cuando se enteraran que estábamos esperando a un bebé.
—Vamos, Ilan, mejor te muestro donde dormía mi hermano —la voz de Mare sonó desde la sala, pero una mirada de sus padres la hizo callar.
—Él también hablará con nosotros, ve a tu cuarto y enciérrate, Mare.

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Broken Boy
Jugendliteratur⚠️Mpreg⚠️ Un complejo de inferioridad, una cicatriz en el rostro, un maltrato continuo y él, el único faro de luz en la tiniebla de su vida. El único que es capaz de hacerle ver su belleza, de darle una nueva dirección a su vida, de darle una pequeñ...