Capítulo 13

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Ilan

—¿Ya te vas? —me preguntó Aidan cuando bajé las escaleras, le dirigí la mirada, él se encontraba en el sillón mirando un programa.

—Sí —me acerqué a él—. ¿Necesitas que haga algo antes de irme? —me miró negando con la cabeza—. Entonces ya me voy —me acerqué a su rostro y besé su mejilla—. Mañana volveré a mi casa, mi padre debe estar que echa humo —Aidan me miró con una expresión de preocupación, pero simplemente asintió sin decir nada—. No pongas esa cara —lo tomé de las mejillas—. Estaré bien —sonreí para luego darle un beso rápido.

—Ten cuidado —seguía con esa expresión de preocupación—. Nos veremos en la sesión pasado mañana.

Asentí, volví a besarlo y salí en dirección a la casa de Aksel. Llegué en pocos minutos, toqué la puerta y, al instante, la madre de Aksel me abrió dejándome pasar. Me dirigí hasta el cuarto de mi amigo que, sorprendentemente, se encontraba con la puerta abierta. Entré sin decir nada, ya que él se encontraba jugando videojuegos y no parecía que quisiera que lo desconcentrara. Dejé mi mochila en el suelo y me desplomé en la cama con el celular en la mano. Comencé a enviarle mensajes a Aidan, haciendo tiempo hasta que Aksel dejara de jugar.

—Al fin vienes dos días seguidos —dijo de repente distrayéndome de mi celular—. Ya me tenías abandonado —se quejó dejando el joystick a su lado, se giró hacia mí sonriéndome—. ¿Qué tal las cosas con tu psicólogo? —se recostó sobre uno de sus codos y me miró, simplemente me encogí de hombros—. ¿Siguen acostándose?

Solté un suspiro pesado, abrí la boca para contestar, pero, en ese preciso momento, sentí náuseas. Me levanté de un salto, corrí hasta el baño y me arrodillé frente al inodoro.

—¿Te encuentras bien, Ilan?

Escuché la voz de Aksel junto con unos toques en la puerta, no pude contestarle ya que empecé a vomitar.

—E-estoy bien...

Me sequé las lágrimas, me levanté lentamente, me coloqué frente al lavamanos, abrí la canilla y me enjuagué la boca un par de veces. Luego, tiré la cadena del inodoro y salí, Aksel me miró algo preocupado.

—¿Seguro que estás bien? —asentí—. ¿Seguro? —asentí otra vez—. Ven —me tomó de la mano y me llevó hasta su cuarto nuevamente—. ¿Qué has comido hoy? —preguntó mientras buscaba en su mesa de luz.

—No he comido nada que me pudiera hacer daño hoy. Además, sabes que no suelo comer chatarra si no estoy en tu casa —me extendió unas pastillas.

—Te traeré agua —salió rápidamente del cuarto y volvió igual de rápido con un vaso en la mano—. ¿Te sientes mal? —negué con la cabeza, tomando la pastilla que me había dado y luego un sorbo de agua; no me sentía mal en realidad, solo sentía un leve mareo.

—Solo me quedaré acostado un rato —Aksel asintió. Me saqué los zapatos para luego acostarme—. Te haré compañía mientras juegas.

Asintió, tomó el joystick y luego se recostó a mi lado reiniciando su juego.

—No sueles vomitar así de la nada, Ilan. ¿Qué has comido?

—No he comido más que algo de ensalada y carne, no podría hacerme vomitar eso —revolví un poco mi cabello—. No me sentía mal de camino hasta aquí. Ni siquiera me sentía mal cuando llegué. Fue repentino —suspiré—. Espero que no empiece a enfermarme ahora —cerré los ojos.

Desperté cuando escuché la puerta del cuarto cerrarse, abrí los ojos encontrándome con Aksel, quien traía algo de comida en una bandeja. Me restregué los ojos sentándome con suma pereza, él dejó la bandeja en la mesa de luz.

Broken BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora