Capítulo 15

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Ilan

Me levanté por la mañana de un salto nuevamente y corrí hasta el baño a vomitar. Esto ya se me había hecho rutina, hacía casi una semana que estaba así y no encontraba ninguna explicación. El resto del día no me encontraba demasiado mal. Salí del baño topándome con Aksel en el pasillo.

—¿Qué?

—¿De nuevo? Ilan debes ir a ver un médico, esto no es normal.

—Ya vi a un médico —señalé los golpes que ya estaban desapareciendo—. Me encuentro bien, Aksel. No tienes nada de qué preocuparte —me dirigí a la habitación, escuchando los pasos de mi amigo siguiéndome.

—¿A qué hora vendrás? Sabes que viene Paula y tiene ganas de pasar algo de tiempo contigo también. Me ha estado preguntando por ti toda la semana —asentí con una pequeña sonrisa en el rostro.

—No lo sé, veré a Aidan cuando salga de su trabajo. Seguramente será por la noche —asintió—. Supongo que Paula vendrá más temprano, ¿verdad? —volvió a asentir—. Iré a preparar algo de desayunar, tú ve a verte medianamente decente.

Le revolví el cabello más de lo que estaba para luego salir del cuarto y dirigirme a la cocina. Allí ya se encontraba la madre de Aksel preparando café. Luego de desayunar, Aksel y yo decidimos salir a caminar, para hacer tiempo hasta que fuera la hora de salida de Aidan. Nos pasamos el día dando vueltas por el parque y comiendo cualquier porquería que veíamos como si fuéramos un par de niños. Cuando empezó a atardecer, se nos ocurrió pasar un tiempo en la sala arcade a la que íbamos cuando éramos pequeños. Así hicimos, nos pasamos la tarde jugando en las arcades, compitiendo entre nosotros.

Después de un par de horas allí, recibí una llamada de Aidan diciéndome que me esperaba fuera de la casa de Aksel. Ambos nos apresuramos a volver. Al llegar, nos encontramos con Aidan recostado contra la puerta de su auto, ni bien levantó la mirada hacia mí, me dedicó una pequeña sonrisa a modo de saludo.

—Lamento haberte hecho esperar, estuvimos matando el tiempo —dije acercándome a él.

—No te preocupes —sonrió, se acercó a mí y me dio un corto beso—. ¿Vamos? —asentí.

Se apartó de la puerta del auto y la abrió, me subí rápidamente, cerró la puerta, dio la vuelta al auto y se subió del lado del conductor.

—¿A dónde iremos? —pregunté acomodándome en el asiento.

—A tomar algo, luego a cenar y luego podemos pasear, o te puedo traer. Me has dicho que vendría la novia de tu amigo, ¿verdad? Supongo que también es tu amiga y querrás pasar tiempo con ella.

—Sí, pero podemos tardar lo que quieras. —le sonreí—. Seguramente quieran pasar tiempo juntos. No quiero llegar a mitad de algo y llevarme un trauma —Aidan soltó una pequeña risa y arrancó el auto—. No te rías Aidan, a mí también me jodería que nos interrumpan —al instante de decir esto, mi cara entera comenzó a arder.

—A mí también me molestaría —me revolvió un poco el cabello, le dirigí una mirada vergonzosa, recibiendo como respuesta una sonrisa—. A estas alturas ya no debería avergonzarte decir cosas así, Ilan.

Soltó una pequeña risita, me tomó del mentón y me dio un pequeño beso. Luego de eso, emprendimos camino al primero de los puntos del plan de Aidan.

—Aidan, detente —dije apenas después de que pasáramos un par de cuadras.

—¿Qué sucede? —dijo estacionando el auto.

Rápidamente abrí la puerta del vehículo, me asomé por esta y, como ya me era costumbre, vomité. Sentí como Aidan comenzaba a frotar un poco mi espalda como a los niños pequeños.

Broken BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora