Capítulo 24

219 34 3
                                        

Aidan

—Anda, Aidan. Levántate —escuché la voz de Ilan, junto con sus manos moviéndome—. Ya es hora, Aidan —solté un pequeño suspiro, tomé mi celular y miré con algo de dificultad la pantalla, eran las siete y media de la mañana, me giré hacia él para mirarlo.

—Aún es temprano, Ilan. Debemos ir a las nueve y media —me quejé acercándolo a mí—. Duerme un poco más —frunció un poco el ceño.

—Aidan, levántate. Quiero que estés listo para esa hora —sonreí y lo recosté colocándome levemente sobre él.

—Prometo estar listo para la hora que nos vamos —acaricié su mejilla—. Solo unos minutos más.

Le di un corto beso en los labios para luego acostarme cerrando los ojos. Al instante, sentí su mano acariciar mi cabello suavemente. No pude volver a dormir, Ilan logró despabilarme lo suficiente en poco tiempo, pero no me moví ni un centímetro para quedarme junto a él, sintiendo como pasaba sus manos por mi cabello y mi cara con cariño. Cuando sonó el despertador de Ilan, ambo nos levantamos. Yo me dirigí a asearme y alistarme, mientras que él bajaba a la cocina. En cuanto estuve listo, bajé con él e Ivana, que también estaba allí.

—Mierda —Ilan estaba asomado por la ventana de la cocina—. Está nevando. Tendré que abrigarme más —lo escuché decir mientras me acercaba.

—Iremos en auto, Ilan. No quiero que pases frío —lo tomé de la cintura, se giró hacia mí para mirarme—. De todas maneras, abrígate —asintió, dirigiendo su mirada a la ventana nuevamente.

—Desayuna, no quiero llegar tarde —sonreí, besé su mejilla y me senté en la mesa. Ivana me sirvió el desayuno.

—Tenle paciencia —me susurró—. Está algo impaciente por ver al bebé.

Sonreí desviando la mirada a Ilan, que seguía mirando a través de la ventana. Desayuné lo más rápido que pude, tomé mi abrigo y me dirigí a mi casa. Decidí cerciorarme de que Cocoa tuviera suficiente agua y comida para un par de días. Luego, me dirigí hasta el garaje, me subí a mi auto y volví a la casa de Ilan. Aún falta media hora para que tengamos que salir, pero, ni bien llegué, Ilan salió y se subió al auto.

—¿Impaciente?

—¿Tú no? —colocó una de sus manos en su vientre—. Ya quiero verlo —sonrió—. Vámonos, no quiero llegar tarde.

Asentí poniendo en marcha el auto nuevamente. Cuando llegamos a la clínica, Ilan me guio hasta el consultorio donde le harían la ecografía. Nos sentamos en la sala de espera, ya que aún faltaban unos cuántos minutos para que llamasen a Ilan. Noté que se encontraba algo inquieto, parecía algo impaciente y nervioso, tomé su mano consiguiendo que me mirase.

—¿Cuánto falta? —preguntó, rápidamente miré mi reloj pulsera.

—Veinte minutos aún —acaricié el dorso de su mano. No iba a mentir, también estaba algo impaciente por ver que tanto había crecido mi bebé—. No estés tan impaciente, Ilan. Si sigues así el tiempo pasará más lento —me miró con el ceño levemente fruncido.

—Esperé todo el mes —comenzó a hacer pucheros, solté una pequeña risa.

—Eres un pequeño caprichoso —le sonreí tomándolo del rostro para darle un corto beso—. Además, Ilan, aún debes esperar siete meses para poder conocer su cara —soltó un pequeño suspiro.

—Tienes razón...

Pronto, nos llamaron, Ilan se levantó de un saltó y entró rápidamente al consultorio, yo lo seguí un poco más atrás. La obstetra me indicó que me sentara, mientras que a Ilan le indicaba que debía bajarse un poco el pantalón y acostarse. En cuanto Ilan estuvo listo, la doctora comenzó colocándole gel en el vientre y pasó el transductor.

Broken BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora